Hablan las víctimas del golpeador de mujeres de Caballito: las fotos que revelan el brutal ataque que sufrieron

Dos policías que pasaban en patrullero por el lugar y se negaron a perseguir al atacante fueron pasados a disponibilidad



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NATALIA-DE-MAGISTRA-8Natalia De Magistra todavía está un poco aturdida pero atiende el teléfono. Dice que le hace bien. «Uno habla con uno, con otro y te sacan fuerzas de donde no tenés», asegura a Infobae: «Y ahora, tengo una finalidad. Encontrarlo, saber quién es. Que pague y se pudra en la cárcel».

De 36 años de edad, cirujana estética, Natalia salía el sábado pasado por la madrugada de un edificio en Río de Janeiro al 500, barrio de Caballito, a dos cuadras del Parque Centenario de una fiesta entre colegas cuando un hombre desconocido la golpeó de frente y la dejó inconsciente. Segundos antes, el agresor había golpeado a otra mujer, Rocío Chivel, un ama de casa de 22 años oriunda de San Cristóbal a la que le dio un puñetazo en la cara. Segundos después, el agresor puso sus ojos sobre Natalia, que estaba a treinta metros, y se abalanzó sobre ella.

«No llegué a verlo, estaba a contraluz», dice.  Y sigue: «Me empezó a dar rodillazos después de noquearme, a tirarme el pelo. Venía en plan de atacar. Me cruzó en la esquina y me dio para que guarde. Tenía una necesidad de violentarme. No le alcanzó con una víctima y fue a buscar a otra».

Así, Natalia terminó en el hospital Durand y luego fue internada en la clínica Zabala tras hacer la denuncia en la Comisaría 6A de la Policía de la Ciudad junto a la otra joven agredida, lo que disparó una causa por lesiones leves en la Fiscalía Nº 26 a cargo de Patricio Lugones.

Le dieron el alta recién al día siguiente. «Fue un traumatismo de cráneo», dice: «No hubo lesiones cerebrales, pero tuve una fractura nasal, de costillas, tengo dientes mellados, hematomas en todo el cuerpo».

Rocío, la otra víctima del agresor, apunta: «El tipo me pegó en el ojo derecho, tengo moretones en el brazo también. Agaché la cabeza y me cubrí. Grité ‘ayuda, ayuda’ y corrí para Díaz Vélez. Ahí la agarró a Natalia. Es un loco, un enfermo», afirma.

En su testimonio a la Policía de la Ciudad, Rocío pudo describir la vestimenta del agresor: camisa negra, pantalón blanco. Hubo también una testigo del ataque, una mujer que paseaba a su perro en la vereda de enfrente que pudo completar la descripción: «Mediana edad, 30, 40 años, barba crecida, cabello castaño», dice Natalia: «Iba bien vestido. A simple vista no era un indigente».

La cirujana todavía no se reincorporó a su trabajo, evalúa comenzar un tratamiento psicológico después del ataque misógino que sufrió, y encarar una posible cirugía para su nariz. Poco después del ataque, la pareja de Natalia recorrió los edificios de la zona y encontró un video donde se ve al agresor caminando de espaldas. El hombre sigue sin ser identificado hasta hoy. No dijo una sola palabra mientras golpeaba a las dos mujeres, no gritó, ni siquiera la insultó. Atacó en silencio.

«Todavía no declaré en la Fiscalía Nº 26», dice Natalia. «Lo último que supe es que estaban esperando el sumario de la Policía para actuar». Según apunta Rocío Chivel, hubo al menos un patrullero en la cuadra de Río de Janeiro después de que el agresor huyó. «Hubo un tema con la Policía», dice Natalia. «Tengo entendido según la testigo que aparece un patrullero que ella intercepta y les comenta que el tipo se acababa de ir caminando, que si iban a la esquina lo agarraban. El policía dijo que no les correspondía por jurisdicción. El tipo que me pegó ahora podría estar preso».

Fuentes en la Policía de la Ciudad aseguran que los dos efectivos que iban en el patrullero y se negaron actuar fueron pasados a disponibilidad con un sumario interno

Fuente:Infobae

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