Gastón Sardelli: «Está todo preparado para que conviva lo eléctrico y lo clásico»

Airbag sumará un nuevo hito a su prolífica carrera y presentará “La luz perpetua”, un concierto con entrada libre y gratuita junto a la Orquesta Buenos Aires Sinfónica, el próximo jueves a las 21, en La Usina del Arte.



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El trío Airbag sumará un nuevo hito a su prolífica carrera y presentará “La luz perpetua”, un concierto con entrada libre y gratuita junto a la Orquesta Buenos Aires Sinfónica, el próximo jueves a las 21, en La Usina del Arte, donde propone tender puentes hacia expresiones artísticas que suelen quedar recluidas en nichos muy específicos de la cultura.
Tras el espectáculo del jueves 4, Patricio, Gastón y Guido Sardelli recorrerán en formato rockero el Auditorio Oeste (Haedo) el miércoles 24, los cinco viernes de julio llevarán un ciclo especial al Teatro Vorterix de Colegiales, el viernes 21 de julio actuarán en Espacio Quality, de Córdoba, y el sábado 22 será el turno del Teatro Vorterix, de Rosario.
“La luz perpetua” llega para Airbag después de un 2016 superador, con cuatro Luna Park agotados a sólo quince días del lanzamiento de su sexto álbum «Mentira la verdad», el show como banda soporte de Guns n’ Roses en River Plate y ser los encargados de la reapertura del histórico estadio de Obras.
“Es un momento glorioso porque nos podemos dar este gusto y, particularmente, creo que uno puede hacer un aporte y contarle a un público joven, que capaz está alejado de la música clásica, sobre estos otros artistas que también nos influenciaron. Es como tender puentes hacia expresiones que sino quedan en nichos muy específicos y que deberían ser, aún más, parte de la cultura popular”, expresa Gastón, bajista de Airbag, en diálogo con Télam.
En ese sentido, los hermanos que vienen arrastrando esta huella musical desde hace tiempo y que dan cuenta de ello “Mentira la verdad”, canción instrumental clásica que titula su último álbum, y “Acrata”, de “Libertad” (2013), compartirán con más de 45 músicos en escena un repertorio que contemplará clásicos de Beethoven, Mozart y Piazzolla, además de versiones de sus propias canciones.
“Si bien hay determinados artistas clásicos que van ganando en complejidad y con los que es necesario tener escuchadas otras cosas para que hagan de antesala y te preparen el oído, nosotros elegimos canciones que ofician de puente para entrar a un mundo gigante”, reflexiona Gastón.
De este modo, los hermanos treintañeros de Don Torcuato se proponen un nuevo desafío para engalanar catorce años de trayectoria y la progresión madurativa de seis álbumes de estudio que encuentra en “Una hora a Tokyo” (cuyo título alude a un fantasioso proyecto de un ex presidente argentino de la década del 90), el tercer disco del trío, un punto de inflexión al alejarse de las melodías y letras adolescentes.
El bajista del grupo Gastón Sadelli charlo con Télam sobre este nuevo proyecto de la banda:
Télam: ¿Cómo surge la idea de un concierto tan singular?
Gastón Sardelli: Nos habían contratado para hacer un show de Airbag en la Usina y a partir de eso a Pato y a Guido se les ocurrió llevar adelante esta idea que teníamos hace tiempo, la de incorporar a nuestro repertorio temas y canciones de los grandes maestros de la música. Nosotros, antes que nada, amamos mucho la música en todos sus aspectos, más allá del género que uno haga o los matices y escuchamos mucha música clásica y tango. Tratamos de elegir algo bastante representativo y lo arreglamos para que suene en formato de banda, está todo preparado para que conviva lo eléctrico y lo clásico, y que tenga esa magia que tiene la música clásica que es compleja pero no en detrimento de la belleza. Estos grandes exponentes de la música, de niveles exquisitos en lo técnico y compositivo, nunca pierden su belleza y su atractivo. Llevaron la música a otro nivel e iluminaron perpetuamente la humanidad que, mientras siga existiendo, ellos van a ser recordado como los gigantes que fueron. Sé que quedan muchísimos maestros afuera pero es algo que excede este concierto que vamos a dar.
T: ¿Cómo eligieron qué canciones versionar?
GS: Dentro de nuestras canciones, tomamos las que nacieron con esa orientación: las que tienen orquestaciones, violines, chelos y pianos. No tenemos un fetiche específico con un disco en particular, tomamos a todos como parte de nuestro repertorio.
T: ¿Cómo fueron trabajando el repertorio?
GS: El ensayo consta de dos partes distintas. Primero es todo lo que tiene que ver con el arreglo, y ahí Pato pone su parte, porque los instrumentos son muy específicos. Después, que las dos cosas estén en armonía, el ensamble de la banda en formato más rockero y la orquesta, que no haya notas que se crucen o frenadas. Ahí empieza la dialéctica entre el mundo del rock y el mundo de lo clásico, donde hay partitura y también improvisación, pero siempre agarrado de una columna vertebral que es la melodía y el tiempo.
T: Obras, Guns N’ Roses, ahora el concierto sinfónico… ¿Qué les queda para después?
GS: Nos cuesta mucho quedarnos quietos y no nos gusta repetir lo que hacemos, cada disco es distinto, siempre estamos en una búsqueda. Por ejemplo, con el videoclip anterior hicimos un corto y lo estrenamos en el cine. Siempre nos gusta agregar cosas, desde el punto de vista artístico y nos pasa, cuando pensamos que ya se nos ocurrió todo aparecen muchos ideas más y por ahí se te ocurre algún delirio (risas). Estamos tratando de concretar algunas experiencias nuevas, complicadas, en otros lugares del país, ideas hay un montón. A mí me gusta muchísimo jugar al ajedrez, y a veces es visto como un juego simple, porque son 32 piezas en 64 casilleros con tantos ataques, y en algún momento se torna repetitivo. Sin embargo, la cantidad de combinaciones que puede haber es mayor a la cantidad de átomos que hay en el universo… Si en un tablero existe todo eso imaginate en la música con todos los instrumentos, los diálogos con otras disciplinas, con la historia… tenés material para ser creativo y esa falta de límites es una de las suertes de poder dedicarse a la música.
T: Entre toda esa amplitud, ¿existe algún modo de definir Airbag?
GS: Nosotros tratamos de no atarnos a los cánones, a la industria. Nos pasó desde el principio que nos fue bien pero no nos quedamos en esa fórmula, fuimos buscando cosas aunque la industria fuese para otro lado. En un momento apareció el rock más barrial y nosotros nos fuimos para otro lado, ahora es fuerte lo que tiene que ver con el reggaeton y preferimos hacer un contrapunto con la música clásica. Y eso tiene que ver con el espíritu de la banda, de tomar cosas del arte más allá de lo que pase en un momento determinado, acorde a lo que uno siente como artista. Nos apasionan tantas cosas a la vez que hace que el aspecto artístico no sea sólo musical, a Pato y Guido les gusta la dirección de cine, a mí pintar y hacer cuadros para tapas, no sé si somos estrictamente una banda de rock o de pop, somos una banda de tres hermanos que están medios locos.
T: ¿Y en qué momento se encuentra esta banda de hermanos ahora?
GS: Sentimos que estamos en nuestro mejor momento porque cada vez que recordamos que nuestro primer disco salió en 2004 y vemos todo lo que pasó, las cosas que tuvimos que resistir, personas que nos engañaron… Hacemos el recuento de cómo empezamos a crecer cada vez más y nos sentimos increíbles. Empujamos para avanzar siempre, ojalá que siga.
T: ¿Empujando más allá de las coyunturas?
GS: Como empezamos muy de chicos había cosas que nos eran ajenas, y después de “Una hora a Tokyo” nos empezamos a interesar un poco más. La realidad nos afecta en la medida en la que vamos creciendo, nos damos cuenta de que podemos aportar desde lo artístico para despertar inquietudes y tratamos de poner cada vez más, pero no tenemos letras con tinte política como Rage Against The Machine, buscamos tener una letra crítica pero que pueden contar la historia de una mujer y también de los drones como Muse, nos manejamos entre esos límites.
T: ¿“Una hora a Tokyo” marcó entonces un momento de inflexión en la banda?
GS: Cada disco nos fue marcando y siempre que uno saca uno nuevo, siente que es la suma de toda la experiencia anterior, un progreso respecto del resto. Con “Un viaje a Tokio” tuvimos un conflicto con la disquera y el manager, fue un álbum que no tuvo mucho éxito y que no promovieron. Ahí empieza un cambio fuerte en todos los sentidos de la banda porque empezamos a confiar menos en el entorno de la industria de la música y empezamos a tomar las riendas. Las cosas lindas o feas, lo que le pueda o no gustar a la gente que sigue a la banda, es siempre culpa nuestra (risas). Sabemos que nos gusta y que no, aprendimos a usar los equipos y fuimos aproximándonos más. Todo empezó con ese disco.

Fuente: Télam