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MADRID.- Un año después del golpe terrorista en Barcelona , la ciudad evocó a las 16 víctimas fatales y el centenar de heridos que dejó aquel ataque con una camioneta en Las Ramblas, con la presencia del rey Felipe VI , lejos del clima de separatismo de aquellos días, aunque con expresiones en contra de su presencia y una enorme pancarta frente al acto central que lo declaraba persona no grata.
«Es increíble que tengamos que ver estas cosas en un día como hoy», dijo Albert Rivera, líder del liberal partido Ciudadanos, ante la enorme pancarta frente al escenario central de la evocación. Colgaba de uno de los edificios que rodean a la céntrica plaza Cataluña, donde nadie podía dejar de verlo.
«El rey de España no es bienvenido en los países catalanes», rezaba, en inglés, la enorme lona. La elección del idioma apuntó a la prensa extranjera, y al deseo de aparecer en las fotos de la evocación.
Otro cartel, igual de grande e igual de céntrico, censuraba la venta de armas de España a Arabia Saudí. Lo hacía con un dibujo del rey Felipe abrazando al rey saudí. El rey llegó acompañado de su mujer, la reina consorte Letizia .
A diferencia de lo ocurrido el año anterior, en el que al Rey le llovieron los silbidos, esta vez sólo hubo algunos esporádicos y sí muchos aplausos y vivas a su presencia.
Llegó escoltado por el presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez , y por ministros del gobierno nacional.
El presidente del gobierno autónomo catalán, el independentista Joaquín Torra, estuvo a su lado, lo que significó un gesto de distensión en la crisis catalana. Pero se abstuvo de participar en la ceremonia con la que se lo recibió.
Hace un año, una célula terrorista concretó un atropello mortal por el céntrico paseo de Las Ramblas, donde perpetró una matanza y dejó numerosos heridos. Poco después, parte del comando asesinó a otra persona en la localidad balnearia de Cambrils.
Todo eso se evocó hoy, en un acto que necesitó de llamados previos a la clase política para que «por un día, deje la contienda y se centre en las víctimas y en lo que ocurrió». El mensaje pareció calar bastante bien.
La breve ceremonia transcurrió sin incidentes, como un alto en la puja del separatismo, salvo por las expresiones apuntadas. Mucho público independiente y harto de esa crispación se hizo presente para expresar solidaridad. La multitud estuvo allí y no en los actos que, por separado, montaron plataformas separatistas.
El homenaje, de media hora de duración, no incluyó discursos políticos ni institucionales. Sólo música y poesía, en este caso, leída en los ocho idiomas que hablaban los fallecidos. Los reyes saludaron uno a uno a los familiares de las víctimas y a los heridos que allí estaban.
También asistieron representantes de los equipos de emergencia y seguridad que trabajaron sin descanso tras los atentados.
«La unidad de toda la sociedad española nos hace fuertes contra el terror y la barbarie. Este 17 de agosto y siempre, estaremos en Barcelona junto a las víctimas, solidarios con su dolor, unidos en el recuerdo. Firmes ante la sinrazón del terrorismo», expresó en Twitter Pedro Sánchez.
Torra, en tanto, optó por incluir un reclamo por los líderes independentistas «injustamente encarcelados» por la justicia española.
Roger Torrent, el presidente del Parlamento regional, se presentó con un lazo amarillo en la solapa, el símbolo con el que el separatismo hace presente a los dirigentes presos por el fallido intento independentista de octubre del año pasado. Fue de los pocos que no acató el llamado a no exhibir símbolos partidarios.
Las Ramblas, el corazón de la ciudad, se cerraron parcialmente durante parte del día para dar lugar a que los familiares de los fallecidos pudieran recordarlos y dejar sus ofrendas.
Fuente: La Nación
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