El giro de Trump desata una ola de violencia en el mundo musulmán

Hubo masivas protestas en los territorios palestinos y varios países de la región; en Cisjordania y Gaza se registraron dos muertos y 760 heridos; Israel lanzó una ofensiva aérea tras un ataque con cohetes.



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La medida de Donald Trump de reconocer a Jerusalén como capital israelí derivó ayer en un verdadero viernes de ira. Las protestas se extendieron como reguero de pólvora por todo el mundo musulmán, con marchas y enfrentamientos que dejaron por lo menos dos muertos en Gaza y más de 760 heridos, lo que confirmó la sombría advertencia de la ONU, que alertó sobre una espiral de violencia en la región.

Las protestas más importantes -que se extendieron por varios países- fueron en los territorios palestinos. Se produjeron choques de manifestantes con soldados israelíes en Cisjordania, Jerusalén y la frontera con Gaza. En Belén, Ramallah, Hebrón, Nablus y Kalkilia, miles de personas salieron a las calles con piedras, botellas incendiarias y neumáticos en llamas contra las fuerzas de seguridad. En Jerusalén hubo choques violentos entre los manifestantes y la policía israelí, dentro de la Ciudad Vieja y en sus alrededores.

«La guerra se está acercando, Jerusalén es árabe», decían los carteles y los cánticos de la multitud congregada en el corazón de la ciudad.

De los más de 760 heridos entre los civiles palestinos, por lo menos 80 fueron alcanzados por disparos del ejército, que usó balas de goma y de plomo. La violencia se agudizó especialmente en Gaza, donde se confirmaron dos muertos.

«Durante los disturbios, soldados de las fuerzas israelíes dispararon selectivamente contra dos de los principales instigadores y el blanco fue confirmado», dijo un vocero del ejército israelí. Poco después, Israel lanzó ataques aéreos que dejaron decenas de heridos sobre posiciones de Hamas en el norte de Gaza, con cañones y aviones, en respuesta al lanzamiento de dos cohetes.

Un cohete fue interceptado por el sistema de defensa Iron Dome, y otro impactó en la ciudad de Sderot, a escasos kilómetros de la frontera, pero no se informó de heridos. La población israelí en esa zona recibió instrucciones de permanecer cerca de los refugios o de encerrarse en sus casas, en habitaciones blindadas, mientras las alarmas antimisiles sonaban insistentemente.

El bombardeo israelí sobre Gaza «golpeó un campo de entrenamiento de Hamas y un depósito de municiones», dijo el vocero. Fuentes palestinas señalaron que la onda de choque causó daños en viviendas y que varios civiles resultaron heridos con la rotura de ventanas y mampostería.

Las balas y las bombas confirmaron los temores del enviado especial de la ONU para Medio Oriente, Nikolai Mladenov, que alertó sobre «el riesgo de escalada» por la iniciativa diplomática de Trump, la decisión unilateral que encendió una vez más la mecha de una región políticamente inestable y de frágil convivencia.

«Para israelíes y palestinos Jerusalén será siempre parte de su propia identidad», dijo Mladenov, quien llamó al diálogo constructivo y rogó por preservar las perspectivas de paz. El enviado calificó la situación de la ciudad como el punto más conflictivo de los muchos que separan a los dos pueblos con reclamos históricos de soberanía en la región, «refugiados, asentamientos, seguridad, límites y demás».

Washington debió escuchar fuertes críticas de los otros 14 miembros durante una sesión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU.

Los países fronterizos de Israel, Egipto, Jordania, el Líbano y Siria, así como Túnez e Irak, y, más allá de la extensa geografía árabe, Turquía, Irán y Afganistán, se poblaron de airadas protestas en solidaridad con los palestinos, a quienes respaldan en sus aspiraciones de contar con su propio Estado y con Jerusalén como legítima capital.

«Jerusalén es islámica y árabe», clamó durante el sermón de los viernes Abas Shuman, adjunto del gran imán de la mezquita de Al-Azhar, en el casco antiguo de El Cairo. No bien concluyeron las plegarias, miles de fieles, como en cada ciudad donde estallaron las protestas a lo largo y ancho del mundo musulmán, lanzaron cánticos y quemaron banderas de Estados Unidos e Israel. En todas las protestas, además, los manifestantes quemaron y pisotearon fotos de Trump, persona non grata entre los pueblos musulmanes después del guiño diplomático al gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu.

El superior de Shuman en Al-Azhar, el gran imán Ahmed al-Tayyib, máxima expresión del islam sunnita, llamó a la Organización de la Cooperación Islámica y a la ONU a actuar «rápidamente» y con decisión para «bloquear» la iniciativa de Estados Unidos de trasladar la embajada de Tel Aviv a Jerusalén.

«Nosotros en Al-Azhar y en nombre de todo el mundo islámico afirmamos nuestro rechazo categórico a este paso cumplido a la ligera y nulo», dijo Al-Tayyib, y expresó su rabia por la ocupación israelí «de la capital del Estado palestino».

Lejos de Medio Oriente, pero en sintonía con la causa palestina, Paquistán, Malasia e Indonesia, que suman otros cientos de millones de musulmanes, fueron también escenarios de muestras de furia contra Estados Unidos e Israel, y de respaldo a los palestinos.

Fuente La Nación y Agencias DPA, ANSA, AFP, AP y Reuters

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