Crisis en Venezuela: Guanta, la ciudad invisible que vive bajo una nube tóxica

Los vecinos se quejan de que cuando llueve caen residuos del cielo, que, al secarse forman una capa de cemento sobre automóviles, casas y vegetación.



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Desde el mirador de El Morro, situado en el otro frente de la bahía, las luces de sus farolas titilan bajo una nube situada a baja altura. Es una nube distinta a las demás, más espesa, más pesada.

Si se sigue el rastro con la mirada, la vista intuye la fuente que la emite, la planta cementera de Pertigalete, situada a pocos kilómetros de Guanta y en la zona del Parque Nacional Mochima, uno de los paraísos naturales que abundan en la costa de Venezuela.

Aunque al forastero pueda sorprenderlo, los alrededor de 45.000 habitantes que se estima que tiene Guanta están habituados a vivir en un ambiente saturado de los residuos de caliza y esquisto que la planta, propiedad del Estado, utiliza para producir cemento.

En Guanta el polvo lo impregna todo, sobre todo en la época del año en la que llueve menos. Árboles y plantas, chamizos, cabinas telefónicas, automóviles… Nada se libra de las partículas.

Según el relato de los empleados, los filtros que deben succionar los residuos que genera el proceso de producción del cemento están dañados y ya no cumplen su función, por lo que ahora salen al aire sin control.

Paradójicamente, aunque seis de sus siete hornos están parados y la producción ha caído a mínimos históricos, ahora contamina más que nunca.

Fuente:

BBC

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