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Ese gesto inusual de ir a recibir en persona a un líder extranjero a su llegada a EEUU es «un símbolo del respeto y admiración» hacia el Papa no sólo de los Obama, sino «de todo el país», explicó en su rueda de prensa diaria el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.
«No soy católico, pero me incluyo en la categoría de personas sinceramente inspiradas por él», dijo Earnest sobre el Papa y un sentimiento que, a su juicio, comparten millones de estadounidenses.
Este miércoles el Pontífice será recibido con una ceremonia oficial en los jardines de la Casa Blanca, a la que se espera que asistan unas 15.000 personas, y después mantendrá una reunión en privado con Obama en el Despacho Oval.