La toma de rehenes en Túnez culmina con 17 turistas europeos muertos

También murieron dos terroristas. Un comando armado tomó por asaltó un famoso museo, donde había al menos 200 visitantes extranjeros



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También murieron dos terroristas. Un comando armado tomó por asaltó un famoso museo, donde había al menos 200 visitantes extranjeros




En un ataque terrorista al Parlamento de Túnez que concluyó con una masacre en el vecino museo de los Mosaicos (Museo Nacional del Bardo) repleto de turistas, 19 personas murieron, entre ellos 17 extranjeros, anunció hoy el primer ministro Habbib Essid.

Los dramáticos acontecimientos embistieron directamente a Italia, pues 200 de los turistas habían llegado desde una nave de crucero, la Costa Fascinosa, que atracó esta mañana en el puerto local.

Entre los muertos habría siete alemanes y al menos dos italianos.

El premier Essid confirmó que entre los turistas fallecidos «hay alemanes e italianos», pero al parecer también hay varios españoles y polacos. Dos empleados tunecinos se agregaron a la lista de víctimas.

El ataque al legendario Museo del Bardo, el más antiguo del mundo árabe, donde se exhiben muchos mosaicos de la era romana, causó un vasto shock en todos los países del Mediterraneo occidental, donde la expansión de los ultraislámicos del Estado Islámico (ISIS) en Libia hacen probable una intervención militar en ese país con una iniciativa de las Naciones Unidas.

Entre tres y cinco terroristas vestidos de soldados y fuertemente armados atacaron a las 13 el Parlamento, donde adentro se discutía una ley antiterrorista con la presencia de varios ministros y jefes de las Fuerzas Armadas.

Pero los agentes de seguridad que defendían la Asamblea del Pueblo rechazaron el ataque y los terroristas entraron entonces por una puerta lateral en el vecino museo de los mosaicos.

Desde afuera se escucharon muchos disparos y se supo que los terroristas llevaban bombas de mano. Rápidamente llegaron fuerzas especiales militares que enfrentaron a los terroristas ultraislámicos, cuya acción fue reivindicada más tarde por el Estado Islámico (ISIS).

Doscientos turistas fueron tomados como rehenes y en pocos minutos las redes sociales se poblaron de tuiters con fotos de los turistas sentados en el suelo. Se advertía la presencia de niños y ancianos entre los rehenes. Una hora y media despues, los turistas fueron evacuados por los grupos especiales tunecinos.

Entre los turistas había italianos que viajaban a bordo del crucero Costa Fascinosa, que habían llegado al museo a bordo de cinco pullmans, incluído un grupo de empleados del municipio de Turín. «Aquí nos disparan a todos», tuiteó la turinesa Carolina Bottari.

Fuentes oficiales tunecinas confirmaron que dos terroristas fueron abatidos por las fuerzas especiales del ejército, pero que otros huyeron.

 Túnez fue el primer país donde triunfó la «primavera árabe» hace tres años. Además tiene un gobierno democrático. Pero es también el primer país árabe de donde parte el mayor número de «foreing fighters», los combatientes extranjeros que pasan de Turquía a Siria para unirse a las fuerzas del Estado Islámico.

Se estima que 2500 voluntarios yihadistas partieron de Túnez hacia los territorios dominados por el ISIS en Siria e Irak.

Los especialistas en asuntos árabes y en el desarrollo de los grupos terroristas esperaban que la situación en Túnez diera un salto de cualidad, porque hasta ahora los ultraislámicos habían atacado objetivos militares pero no a civiles inermes.

«La cercanía del volcan libio y la abundancia de militantes violentos avivó las llamas del fuego tunecino», dijo el especialista del «Corriere della Sera» Guido Olímpico.

Varios grupos actúan como muna contínua amenaza, como el Okba bin Nafi, vecino a Al Qaeda, que ha protagonizado numerosos ataques contra soldados y policías tunecinos.

Más peligroso aún es el grupo Ansar al Sharía, vinculado al Estado Islámico (ISIS), cuyas células están integradas por combatientes que han luchado ya en Siria e Irak.

Los grupos ultraislámicos han asesinado policías, militares y políticos, incluso decapitando a sus víctimas, como los dirigentes Mohamed Brahmi y Chokri Belaid.

Fuente: Clarín