Una argentina, elegida como Mentora del diseño en Nueva York

Entrevista con Agustina Cervera, la arquitecta argentina elegida para formar parte de WENYC, un programa donde mujeres exitosas de la ciudad ayudan y empoderan a otras para crecer en sus vidas profesionales.



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Hace ocho años, Agustina Cervera llegaba a Nueva York con el título de arquitecta bajo el brazo y muchas ganas de aprender inglés. Hoy, gracias a su talento e incansable trabajo, es dueña de un estudio propio y fue elegida como Mentora del WENYC, Women Entrepreneurs of New York City, la primera iniciativa gubernamental de Estados Unidos que ayuda y empodera a más de seis mil mujeres en sus vidas profesionales.

Estación AZ se contactó en exclusiva con la exitosa arquitecta para hacer un repaso sobre su carrera, conocer detalles de su nuevo rol como Mentora y cómo pudo abrirse paso en un ambiente profesional que todavía subestima a las mujeres

AZ: ¿Cómo es el proceso para ser elegida Mentora en Nueva York?

Agustina: WENYC, cuya traducción al español sería mujeres emprendedoras de la ciudad de Nueva York, tiene un proceso de selección que consta de dos etapas.

La primera es la nominación, que puede ser a través de mujeres que forman parte de este programa o uno se puede auto-nominar. Por ejemplo, en mi caso me nominó otra de las participantes.

A partir de ese momento inicia la segunda etapa. La ciudad de Nueva York comienza su propia investigación, observan tu trabajo, tus proyectos, tu historia. Se preseleccionan 250 mujeres y luego se seleccionan 25 para que formen parte del programa.

AZ: ¿Cómo te hace sentir este reconocimiento?

Agustina: Cuando me enviaron un email avisándome que había quedado preseleccionada ya era una felicidad inmensa para mí. Algo realmente inesperado.

Sentía que había ganado. Suena como una frase que se escucha bastante, pero cuando surge un reconocimiento así, fruto de tu trabajo ¡No podía pedir más!

Después me hicieron participar en 2 eventos antes de confirmarme dentro del programa. Ahora también siento una gran responsabilidad para ayudar a un grupo de mujeres que quieren seguir tu camino. Será un proceso en donde tanto ellas como yo aprenderemos.

AZ: También tenés proyectos en la Argentina, como el Parterre Nordelta ¿Cuál es la diferencia entre trabajar acá y Estados Unidos?

Agustina: En Argentina hay más libertad en cuanto al diseño y la creatividad. Para los arquitectos esto es de un valor y agradecimiento único. Aquí, en Nueva York, la arquitectura en cuanto al diseño es mucho más estricta y limitada.

Pero en la Gran Manzana tienen mejor aceptado el concepto de vivir en comunidad. Los edificios high-end cuentan con muchos servicios donde hacen que no te tengas que ir de tu casa, que tengas todo lo que necesites en un mismo lugar, incluido un espacio para trabajar. Los norteamericanos se toman este modo de vivir con mucha seriedad y responsabilidad. Hay mucho respeto y profesionalismo.

Todo esto es lo que estamos tratando de generar en Parterre, que los habitantes se integren, se comuniquen, se respeten, se ayuden a través de la arquitectura.

La arquitectura hace que esto surja de manera natural y cohesivamente. Es en parte nuestra responsabilidad y compromiso.

AZ: ¿Qué significado tiene para vos estar trabajando en Argentina?

Agustina: Cuando dejé mi país, 8 años atrás, siempre me puse como meta conectar los dos mundos y construir en Argentina. Ese era un objetivo claro y no negociable. Hoy puedo decir que esa meta se está cumpliendo.

Poder lograrlo significa el inminente el resultado de cuando uno se propone un objetivo, un sueño, y trabaja incansablemente para que se cumpla. ¡Y el sentimiento al comprobar que tarde o temprano las cosas suceden es 100% cierto!

AZ: ¿Cómo lograste trabajar, y alcanzar el éxito, en una de las ciudades más importantes y competitivas del mundo?

Agustina: Haber logrado trabajar en Nueva York haciendo lo que lo que amo es una fuente infinita de fuerza, inspiración y profunda felicidad para mí. Me empuja a seguir adelante y a continuar superando los esquemas de lo que creía posible en mi carrera.

Opino que parte de mi éxito ha sido ser muy clara en cuanto a cual es mi valor añadido y no dar un paso atrás en negociaciones cuando me han ofrecido términos injustos.

Tengo la humildad para saber que no lo sé todo y no quiero saberlo, prefiero encontrar gente que sea mejor que yo en áreas complementarias y establecer una relación de colaboración con arquitectos más jóvenes porque son ellos los que nos permiten crear un puente con el futuro.

AZ: A pesar de haber participado en grandes proyectos para marcas como Diane Von Furstenberg y Harbor Picture Company, decidiste abrirte tu propio estudio  ¿Por qué? ¿Tuviste miedos?

Agustina: Desafortunadamente, el sector de la arquitectura continúa siendo uno de los sectores donde más inequidad de género se observa. De las 100 compañías de arquitectura más importantes del mundo, solo tres son lideradas por mujeres.

Este techo bajo que existe en la estructura corporativa y las ganas de incorporar lo que había aprendido en algo propio me llevaron a lanzar mi propia firma a mediados del 2015. Era consciente de la magnitud del desafío que me esperaba, pero a ese punto hubiese sido más agobiante retroceder que seguir adelante.

Siempre siento miedo. En cada propuesta laboral que envío, en cada nuevo cliente que conozco, en cada nuevo proyecto que comienzo, el día mismo que decidí comenzar mi propio estudio. Siempre tuve y tendré miedo.

Pero entendí que el miedo es en realidad el sentimiento de incertidumbre, un freno a algo que no conocemos, y que la incertidumbre no tiene porque ser algo negativo. Todo lo contrario, la incertidumbre genera una energía positiva y con más razón quiero saber que hay más allá del miedo.

Con esa mentalidad, decidí comenzar mi propio estudio hace casi 4 años atrás. Queriendo siempre saber que había más allá del miedo y con una sola pregunta: “¿Por qué no?”

AZ: ¿Qué les dirías a los jóvenes arquitectos que están comenzando a dar sus primeros pasos en el ámbito profesional?

Agustina: Que la confianza en uno mismo es fundamental. En el camino, hay mucha gente que te dice que no lo hagas, que no sos lo suficientemente bueno o que será muy difícil, pero tener la confianza en uno mismo es la cura.

Siempre se puede mejorar, uno nunca tiene todas las respuestas ni las soluciones. Saber pedir ayuda, saber ayudar cuando alguien lo necesita.

Ser profesionales, tener respeto por el cliente y por uno mismo ante el cliente. Nunca dejar de aprender y por sobre todo, siempre ir del otro lado del miedo haciéndose la misma pregunta “¿Por qué no?”.