Todas le salen bien a Tesla: ganó otra batalla y los grandes fabricantes adoptan su sistema de cargadores

Primero fue Ford, después General Motors. Ahora es Mercedes y pronto podría sumarse Stellantis. Los supercargadores NACS desarrollados por la empresa de Elon Musk se imponen sobre el sistema europeo



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Si no puedes vencerlos, únete a ellos. Palabras más, palabras menos, esto es lo que está ocurriendo con un aspecto poco considerado inicialmente entre los fabricantes de automóviles eléctricos como ha sido el sistema de conexión a la red de carga de energía.

Tesla es la marca de autos a batería que más inversión ha realizado al respecto, con una red de supercargadores que ninguna otra compañía tiene, no sólo en Estados Unidos y Canadá, donde ya cuenta con 12.000 puntos de carga, sino en Europa, donde ya tiene 45.000 puntos entre todos los países, y en China, donde la cifra ya supera los 10.000 también.

Como ha ocurrido en muchos otros casos, cuando una nueva tecnología llega a los consumidores, existe una natural competencia entre los principales fabricantes, por imponer sus productos, y muchos se apoyan en la estrategia de diferenciarse no sólo en calidad de sus productos, sino también en diferenciación para su uso, apelando a exclusividades o incompatibilidades con los de la competencia. Así pasó con los puertos USB de los Smartphone o con el sistema operativo de computadoras y teléfonos.

En el caso de los autos eléctricos, Tesla, como precursor del sistema, ideó su propio tipo de cargador, que es incompatible con el generalista. El de la empresa de Elon Musk se llama NACS (North American Charging Standard), mientras que el resto de los fabricantes, todos los europeos pero también las marcas generalistas de EE.UU., optó por el conocido CCS (Combined Charging System).

Era una guerra silenciosa para imponerse unos sobre otros y los perjudicados eran los usuarios, porque Tesla hizo una apuesta muy fuerte instalando esta red cargadores que alcanzan una potencia de 900 kW, gracias a la cual se puede completar la batería de sus autos eléctricos en unos 15 minutos, mientras que los otros usuarios tendrían que conformarse con potencia máxima de 500 kW y una red que no dependía de ellos sino de todos, incluidas empresas privadas y públicas de los distintos países. Sin imaginarlo por entonces, este terminó siendo un diferencial que inclinaría la balanza a favor de Tesla, aun siendo uno contra muchos.

Fuente: Infobae

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