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La rumana Simona Halep se quitó un estigma de su carrera: conseguir un título de los grandes. En una entretenida final, superó por 3-6, 6-4 y 6-1 a la estadounidense Sloane Stephens , se mantiene como número 1 en el ranking y logró su primer Roland Garros, luego de haber alcanzado las finales de 2014 y 2017. También fue finalista de Melbourne este año. Acabada la función, se subió a los palcos y saludó a casi todos: entrenadores, familiares, amigos, conocidos y hasta se sacó un par de selfies con un par de niños.
Entrenada por Darren Cahill, la pequeña gran campeona (mide 1,68m), es asesorada por el genial Ion Tiriac, de 79 años, que vivió la final como si se tratara de un Mundial en sí mismo. Con gestos ampulosos, le exigió que atacara, que se moviera con mayor docilidad y que fuera incisiva sobre las bandas. Al final, la celebración fue compartida. Decenas de rumanos, con banderas, crearon un festival durante el encuentro. Y una explosión en el cierre, allí cuando Simona fue un canto de sirenas.
En 2009, se redujo el tamaño de sus senos, una incomodidad física que le impedía brillar en la elite en toda su plenitud. Hoy, ahora mismo, es la mejor de todas. Ya no se habla de su físico: sólo de su tenis, punzante, agresivo. Y ganador.
Fuente: La Nación