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El sacudón en los mercados internacionales en este “lunes negro” con pantallas financieras en rojo y destrucción de valor de empresas en todo el mundo encontró al Gobierno inclinado hacia un acuerdo urgente con el Fondo Monetario Internacional que le permita reforzar las reservas del Banco Central para capear el temporal externo. En el Poder Ejecutivo aseguran que una corrección fuerte de los activos financieros globales era esperable y que necesitarán continuar con las señales de ortodoxia fiscal y monetaria para evitar un impacto mayor.
El golpe en la mesa que representó para la economía mundial la imposición de aranceles por parte de los Estados Unidos alimentó los temores a un desplome financiero que preanuncie una recesión global. Los mercados, desde Asia hasta los paneles líderes de Wall Street, absorbieron el shock con marcadas caídas y algunos vaivenes, entre versiones de un congelamiento de los nuevos aranceles, y una desmentida luego por la Casa Blanca que propició nuevos desplomes bursátiles.
En el plano local, el equipo económico siguió de cerca los efectos del shock externo: el riesgo país volvió a subir y se dirige hacia los 1.000 puntos porcentuales, un nivel que no conocía desde octubre pasado. Los dólares paralelos -MEP, contado con liquidación y blue- operaban pasadas las 14 con leves subas, en todos los casos bien por encima de los $1.300. El Merval caía un 2,6% y las acciones argentinas en los Estados Unidos llegaban a desplomarse hasta 6 por ciento. Los rumores de una devaluación del yuan también podrían impactar en las reservas brutas del BCRA, compuestas en una parte mayoritaria por el swap con China.
En ese contexto, la lectura en los despachos oficiales fue que el escenario de base con el que trabajaba el Gobierno era de una posibilidad cierta de shock externo, una postura que, aseguran miembros del gabinete, fue expuesto por funcionarios en foros globales como reuniones del G20 durante el 2024. “Era claro venía una corrección fuerte”, mencionó un integrante de la mesa de decisiones de la Casa Rosada.
Por esa razón, en el Gobierno creen que no sería conveniente sobreactuar medidas anticipatorias o defensivas más de las que ya puede ofrecer al mercado: “Lo mejor que se puede hacer es ser más ortodoxos que nunca en lo fiscal y monetario”, dijeron. La parte más frágil de ese esquema, mencionan, sigue siendo el nivel de reservas en el Banco Central y es en ese momento en el que cobra mayor urgencia el acuerdo con el FMI, que aseguran que se encuentra en su recta final.
Fuente: Infobae