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Novak Djokovic sufrió más de la cuenta en su estreno en el cuadro principal de Wimbledon. El serbio de 38 años debió dar batalla ante el francés Alexandre Muller para no perder por primera vez en su carrera en el debut del Grand Slam sobre césped y el peligro del tropiezo estuvo asociado a un problema médico que solucionaron los médicos con lo que él catalogó como unas “píldoras milagrosas”.
Nole se impuso 6-1 en el primer set ante el 41 del mundo, que es diez años menor que él, pero se complicó el panorama en el segundo parcial cuando su rival pasó al frente por 7-6 al mismo tiempo que él combatía contra sus problemas de salud.
“Obviamente disfruté un poco menos en el segundo set. Tengo que ser franco: pasé de sentirme lo mejor posible durante un set y medio a sentirme de la peor manera durante 45 minutos. Ya sea por un virus estomacal o no sé, pero… Simplemente luchar contra eso. La energía se recuperó después de unas píldoras médicas milagrosas. Y me las arreglé para terminar el partido con una buena nota”, dijo desde el Court Central del All England Lawn Tennis and Croquet Club, al mismo tiempo que dibujaba una sonrisa pícara en su rostro sabiendo lo que generarían sus referencias sobre las “píldoras mágicas”.
Lo cierto es que tras ese parcial y la atención de los especialistas, Djokovic volvió al sendero aplastante para imponerse en los siguientes dos sets con un doble 6-2 en un juego que se extendió por casi 3 horas y media, pero con una segunda manga que fue la más larga con una hora y cuarto de actividad antes de cederla.
La entrevistadora le repreguntó en el court esas “píldoras mágicas” porque “mucha gente querrá saber”, pero Djokovic entre risas prefirió centrarse en las dificultades que afrontó: “No estaba pensando en eso ni tomándolo como una opción (retiro del partido). Pero sabía que algo no iba bien con el estómago y esperaba que la energía regresara”.
Fuente: Infobae