La situación de los menores de 0 a 17 años se agravó el año pasado en nuestro país y la tendencia indica que esto no mejorará. Si se toman los datos más actualizados de la UCA con una muestra más abarcativa del último trimestre del 2017 se observa que la intensidad de privaciones en los menores llegó al 65%.
El índice multidimensional de la UCA calcula la pobreza sobre la base de diferentes dimensiones o indicadores en un doble umbral de privaciones (total o severa).
Allí se tienen en cuenta la alimentación (si los chicos pasaron o no hambre), el saneamiento (acceso a agua corriente o inodoro), vivienda (los tipos de materiales con los que está hecha), salud (si visitan a un médico o si son o no vacunados), información (si tienen acceso a libros, teléfonos o Internet), y educación y estimulación (si asisten a clase, tuvieron estimulación temprana, entre otras cosas).
Según la metodología nueva, un 5,9% de los jóvenes estuvieron en 2017 privados en cuatro o más dimensiones; 12%, en tres dimensiones; 18,4%, en dos dimensiones, y 28,7%, en una dimensión.
Con la metodología comparable, aquellos con cuatro o más privaciones mostraron una mejora entre 2016 y 2017 (pasaron de 5,8% a 4,1%). Los otros tres estratos empeoraron entre un punto, y un punto y medio, según el cálculo académico de la universidad ligada a la Iglesia.
En cuanto a la dimensión focalizada en el derecho a la alimentación, la UCA estimó que en 2017 uno de cada diez chicos reside en un hogar «vulnerable en términos de acceso a los alimentos».
Fuente: MinutoUno