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El aluvión de votos en favor de Javier Milei, incluso en un bastión peronista como la provincia de Buenos Aires, dejó en estado de shock a la CGT, que paladeaba un triunfo de Fuerza Patria para poner a la futura cúpula cegetista al servicio del regreso del PJ al poder en 2027.
Ahora, en medio del tembladeral en que quedó la oposición en general, la dirigencia de la CGT planifica para esta semana un encuentro ampliado de la mesa chica con el fin de analizar el nuevo escenario político y tratar de superar las diferencias sobre la próxima conducción que será elegida en el congreso del 5 de noviembre.
Tras las elecciones, el tablero sindical quedó inclinado hacia un lado: salió fortalecido el sector dialoguista, con Gerardo Martínez (UOCRA) como su máximo exponente, que sostuvo su postura de mantener abierta una negociación con el Gobierno para evitar que avanzara de manera inconsulta con la nueva reforma laboral, entre otras iniciativas que generan preocupación.
A la vez, perdió posiciones el ala más dura, con exponentes como Héctor Daer (Sanidad), Abel Furlán (UOM) y Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento), entre otros, que esperaban una derrota libertaria para poner a la CGT como mascarón de proa contra Javier Milei y allanar el terreno para el avance del peronismo.
Ahora, muchos dirigentes deben recalcular su estrategia porque lo que sucedió en las urnas también tendrá su impacto en la conformación de la nueva CGT. Será difícil que el triunvirato que viene tenga una impronta más combativa. En teoría, se afianza la postura de quienes querían elegir dirigentes que pudieran mostrar firmeza y, a la vez, tender puentes con el Gobierno.
Fuente: Infobae