Demichelis:»Me da paz haber podido cambiar mi imagen en la selección»

El defensor del Manchester City quedó reconfortado por el muy buen rendimiento en el Mundial de Brasil, donde terminó ganándose la titularidad; sueña con jugar la Copa América 2015  



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El defensor del Manchester City quedó reconfortado por el muy buen rendimiento en el Mundial de Brasil, donde terminó ganándose la titularidad; sueña con jugar la Copa América 2015  




De Justiniano Posse a Manchester y nada parece haber cambiado. Al menos su tono de voz denota eso. Los títulos con River, en la Argentina, la gloria con Bayern Munich, en Alemania, y la consagración con el City, en Inglaterra, podrían haberlo mareado, sin embargo, no se advierte que eso suceda. Un teléfono puede esconder algún gesto, pero la uniformidad en su forma de decir las cosas marca que su esencia es inalterable. Ya con 33 años comunica sin rodeos, bucea profundo y se expresa. Por eso suena absolutamente creíble cuando Martín Demichelis explica que el dolor por no haber traído la Copa del Mundo a nuestro país todavía está latente, pero que en su ecuación personal, haber revertido su imagen con la camiseta albiceleste saldó una deuda que tenía consigo.

Cada paso que dio fue una apuesta cargada de lucha. Y esa condición de batallador sedujo a Manuel Pellegrini hace más de 12 años, cuando se cruzaron por primera vez en River. Después, en Málaga de España, en 2011, volvieron a trabajar juntos y el DT chileno lo eligió nuevamente para ser uno de sus referentes en Manchester City. Su gran temporada 2013/14, con 32 partidos y 2 goles, lo pusieron otra vez en la consideración de todos. Esa fue una jugada que Demichelis también imaginó, porque con ella pretendía regresar a un solo lugar: la selección nacional. Y lo logró, ya que apareció en la última convocatoria de Alejandro Sabella: se quedó con un pasaje para Brasil, se ganó un lugar en el equipo y terminó jugando la final ante Alemania.

-Ahora que ya pasó un tiempo, estar tan cerca de la chance de ser campeón del mundo, ¿duele más que una eliminación en otra instancia?

Perder con la selección siempre es doloroso por todo lo que genera y por todo lo que significa. Perder en un Mundial, mucho más. Para mí hasta la derrota de esta final, la caída más dolorosa que había tenido en mi carrera había sido aquel 4-0 ante Alemania, en 2010. Eso implicó armar las valijas y volvernos cuando no lo esperábamos. Siempre digo que no hay situación más dolorosa que perder en un Mundial y con tu selección. Puede haber malos partidos, errores, lesiones, pero nada se compara con este tipo de sensaciones. La verdad es que la derrota de la final, con todo lo que podría haber significado ser campeones del mundo, en un país que tanto necesita ese tipo de alegrías, hubiera sido… No puedo siquiera imaginarlo, no puedo describirlo y mucho menos buscarle un adjetivo calificativo a esa situación. Si bien fue muy doloroso porque… Si hubiéramos perdido 3-0 y éramos aplastados por una Alemania-topadora dentro del campo, hubiésemos asegurado que eran justos merecedores del título. Pero cuando te ves tan cerca, cuando ves que le generaste situaciones, que le jugaste de igual a igual, que no te viste atropellado, te quedás con esa sensación de qué poquito que faltó… La verdad es que duele.

-¿Va cerrando esa herida?

Es un proceso largo, pero sacando lo positivo dentro de lo negativo, la verdad que entiendo que el equipo se vació dentro del campo, como dijo Javi Mascherano. No nos podemos reprochar nada, tuvimos una grandísima entrega, supimos interpretar situaciones, donde tuvimos que ser mezquinos en el juego -estratégicamente hablando- y eso nos dio sus frutos. Desde que salimos de Brasil, el vuelo de vuelta fue muy triste. Pero el piloto nos hablaba y nos hablaba, aunque no queríamos escuchar a nadie. Es que fuimos criados en un país que el perder no se festeja. Por eso el piloto nos decía que teníamos que levantar la cabeza, que larguemos una sonrisa. Fue ahí cuando nos dijo que iba a sobrevolar la zona de Ezeiza para que pudiéramos entender lo que nos esperaba en el país. Y eso fue muy emocionante. Era una sensación rara, porque estamos culturalmente formados para no celebrar cuando no se logra un objetivo. Pero este equipo murió dignamente en el campo, dejó muchos valores y perder de esta manera tiene su recompensa.

-¿Volviste a ver la final?

No volví a ver ninguno de los siete partidos y tampoco volví a ver la final. Sólo vi algunos videos muy emotivos, con situaciones como la de los penales y esas cosas. En un tiempo calculo que podré verlos a todos con más tranquilidad y la final, también.

-Por todo lo que viviste antes y por la forma en la que te sumaste a último momento, ¿Este fue el Mundial más especial para vos?

Sin duda que sí. Primero era especial para todo el grupo. Y desde lo individual, no voy a negar que estoy feliz por lo que me sucedió. Porque desde mi primera convocatoria a la selección argentina, en 2005, con José Pekerman, fui un apasionado de formar parte, de poder vestir la camiseta. Pero creo que para mí era terriblemente doloroso no poder participar y haber dejado una imagen que yo… Si bien todo el mundo se queda con la última imagen, podría decir que era errónea. No sé. Me tocó vivir momentos desgraciados dentro del campo en cuanto a rendimiento, y haber podido revertir esa situación, como también haber podido demostrar nuevamente por qué tantas veces había sido convocado?. La verdad es que me da una paz interior increíble ese cambio de mi imagen en la selección. Porque quienes me rodean saben lo que pasé. Mi mujer Evangelina y mis amigos me ayudaron mucho. Y mi papá, que ya no está más, creo que fue uno de los puntos clave en mi resurrección. Porque tomé mucha fuerza desde que él se fue y permitió que me planteara nuevos desafíos para volver a estar en la consideración. Por eso, hoy para mí es una tranquilidad haber podido cambiar mi última imagen. Porque siempre amé y deseé lo mejor para la selección.

-Se temía mucho de la defensa y finalmente resultó lo más confiable del equipo.

Eso me parece que tiene que ver con que en el tiempo que tuvimos antes del Mundial pudimos ajustar cosas. Además, porque tuvimos a un entrenador [Alejandro Sabella] que no es autoritario, que supo escuchar, que supo cambiar y que fue frontal con todo el plantel. Cambió nombres, sistemas, hizo correcciones que nos llevaron a mejorar muchas cosas. Y es lógico que quedó la sensación de que arriba nos pudo faltar algo, pero si la metía Pipa [Higuaín], o lo hacía Leo [Messi], podíamos haber marcado dos goles en una final. Por eso digo que ahora no sirve de nada pensar eso.

-¿Qué esperás para este nuevo proceso con Tata Martino? ¿Lo vas a tomar, si te toca estar, como una etapa para aportar tu experiencia?

Mirá, en principio tengo que decir que me gustaría seguir estando, pero eso va a depender del nuevo entrenador. También voy a tener que acompañarlo con mi rendimiento personal, porque la selección así te lo exige. Hay que dar lo mejor para seguir siendo considerado. Tengo mis fuerzas psíquicas y deportivas y mantengo mi deseo de pertenecer, porque me gustaría poder jugar una Copa América, que nunca la pude disputar. Creo que todavía estoy en una edad con la que puedo seguir ayudando. Después, dentro del campo o afuera, mi personalidad no va a variar. Intenté colaborar en los partidos que no me tocó jugar, ya sea en la etapa de grupos o en los octavos de final, porque es parte de mi forma de ser. Soy de levantar la mano para hablar con el máximo de los respetos y siempre con la intención de sumar algo para el grupo. Me gusta apoyar desde el lugar que me toque. Sin duda que la edad y mi situación amerita que aporte, y una forma de hacerlo, es tratando de expresar lo vivido. Además, para un defensor, no hay mayor valor que la comunicación. Y eso fue una de las cosas que nos hizo fuertes como grupo, nos potenció como equipo y nos consolidó desde lo humano.

-Un grupo como el que formaron, con tantas estrellas, ¿no representa una dificultad entre tanto ego?

En absoluto. Hay una prioridad que es la selección. Y siempre digo lo mismo, si Leo, que es nuestro embajador, nuestra bandera deportiva y que en el mundo lo admiran, mantiene una humildad increíble, ¿por qué nosotros no vamos a hacer lo mismo? Cuando tenés a tu emblema que tiene los pies sobre la tierra, no hay lugar a que alguien se atreva a ser soberbio, a ser irrespetuoso o que pueda perder la humildad. La verdad es que el grupo se hizo más fuerte a partir de los golpes. Como dice Marcelo Bielsa siempre: «El éxito degenera y el fracaso te lleva más a lo racional, a la verdad y a la certeza». Por eso nosotros, desde los momentos complicados que vivimos con la selección argentina, por no poder cumplir algunos objetivos, pudimos crecer como individuos y como colectivo.

-¿Tuviste tiempo para mirar todo lo que lograste en 14 años de carrera?

En estas vacaciones traté de resetear la cabeza para ser un agradecido con la vida y con el deporte. Me puse a pensar lo que fue para mí, a los 14 años, venir desde un pueblo tan lejano a Buenos Aires y de una familia pobre, que no me hizo faltar un plato de comida, ropa o educación, pero era pobre. De cómo luché desde el principio para poder alcanzar el sueño que tenía de jugar al fútbol, no como profesional, pero sí de ser jugador. Son cosas que me llenan de emoción y de orgullo. Como todo deportista uno deja pasar muchas cosas familiares, se pierde muchas cosas en la vida. El hecho de ver hoy todo el camino recorrido me da felicidad y muchas ganas para seguir adelante con mi carrera. Y poder darle un final soñado ganando cosas con la selección.

-Parece que, más allá de haber ganado en River, Bayern y en Manchester City, tu hambre deportivo está intacto…

Sin duda que todavía tengo hambre de gloria deportiva. No tiene ningún punto de comparación poder alcanzarla. Siempre fue a lo que apunté. Me tocó hace un año y medio atrás ser duramente criticado por haber tomado la determinación de no regresar al país para jugar en el club del que soy hincha [River] y la verdad es que siempre traté de pedir disculpas por si alguien me había malinterpretado. Es que yo sabía que el último cartucho que me quedaba para poder demostrar que podía volver a la selección, era rendir en el máximo nivel. Aposté por eso, a intentar estar a la altura y el tiempo me dio la razón. Y creo que muchos que en su momento pensaron mal de mí, ahora pudieron entenderme. Y ahora que viví todo esto, no me dan ganas de relajarme. Quiero seguir estando en la selección, quiero estar en la máxima liga y pelear por diferentes objetivos.

-Eso de pelear por diferentes objetivos implica mirar, ¿quizá un próximo Mundial?

No lo sé. Mario Yepes jugó el último Mundial con 38 años, yo tendría 37 para la próxima Copa. Considero que tanto Argentina como Brasil tienen mucha cantidad de futbolistas como para armar uno dos o más equipos, por eso creo que la tengo complicada. Por eso decía que me enfoco en la Copa América, algo que podría cumplir si hago las cosas bien en el Manchester City..

Fuente: canchallena.com.ar



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