El amor en tiempos de Skype

Cada vez son más las parejas que mantienen su relación a distancia gracias a Internet y las nuevas herramientas como el chat, el correo o la videoconferencia.



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Cada vez son más las parejas que mantienen su relación a distancia gracias a Internet y las nuevas herramientas como el chat, el correo o la videoconferencia.




Marga (26 años, historiadora) «Que contenta que estaba la semana pasada. Mi novio, Juan Carlos, español de mi misma edad, vino a visitarme. Hacia un año que no nos veíamos». Se habían conocido en Buenos Aires y se enamoraron a primera vista, pero su romance real tuvo que pasar al plano virtual cuando la beca de estudios de Juan Carlos, en Buenos Aires, finalizó y tuvo que regresar a su casa. Ninguno de los dos quería romper el vínculo y decidieron que Skype sería su gran aliado para mantener a flote la relación.

La historia de Marga es cada vez más común debido a la globalización, a las facilidades para viajar y a herramientas tecnológicas que permiten acercar a las parejas. Un estudio reciente encontró que la mitad de los estudiantes entre 19 y 26 años tiene una relación a distancia y se calcula que en unos años más esta cifra aumentará a 75 por ciento. En ninguno de estos casos estas parejas imaginan qué sería de su relación si vivieran en otra época, cuando era necesario escribir cartas y hacer costosas llamadas por teléfono para mantener viva la llama del amor.

Con el email, el chat y Skype, con el mundo cibernético, todo cambio. Algunas parejas son tan creativas que se ponen citas y cada cual, con su copa de vino en mano, cocina e intercambia historias como si el otro estuviera ahí.

«Hay distancia y cercanía a la vez», dice Carla que vive en Londres, a seis horas de diferencia de su novio, que está en Medellin. Cuando se conectan por Skype activan la cámara, pero no hablan porque prefieren comunicarse por escrito. Esa tecnología les permite decir cosas que nunca se dirían en vivo y en directo.

Los dos tipos de vínculos más comunes son aquellos que empiezan como relaciones reales y luego se transforman en virtuales, debido a compromisos laborales o de estudios  de uno de los dos; y las que comienzan virtuales y terminan juntos en el mismo lugar, lo que supone un gran proceso de adaptación que también tiene situaciones complejas. Creo que es mucho mejor si la relación a distancia comienza siendo un noviazgo de carne y hueso porque ya hay bases de amor y confianza y el compromiso está ahí.

Recuerdo aquel bolero «Dicen que la distancia es el olvido, pero yo no concibo esa razón». Envueltas en el velo de la idealización, las historias de amor a distancia prosperan a base de soñar ese futuro encuentro, esa dulce sorpresa que confirme que «me importas tú, y tú, y tú, y nadie más que tú». Por más que no te tenga cerca.

Liliana: «Desde hace meses tengo una relación a distancia. Si bien al comienzo no fue fácil, tampoco resultó imposible ya que mientras exista amor y confianza todo se supera. Sincronizamos nuestros skype, y casi todos los días nos miramos y hablamos». 

Mara es santafesina y Juan Carlos porteño, ambos de 23 años. Terminadas las vacaciones, en las cuales se habían conocido, les surgió la incógnita: «¿Qué hacemos? ¿Seguimos o no seguimos?. Probemos un tiempo a distancia», le propuso Mara. La relación lleva más de un año. Con un encuentro de un fin de semana al mes, hablan por Skype, al menos, tres veces a la semana.

Muchos relatan que mientras sus amigos están afuera en cine o en fiestas los fines de semana, ellos están en su casa, encerrados hablando por Skype.

Si la distancia es muy larga, tenemos que plantearnos si queremos vivir esa relación o es mejor dejar la relación antes de engancharnos y pasarlo mal cuando sabemos que no es el tipo de relación que queremos. Si, por el contrario, me decido a comenzar de este modo una historia, es también muy importante no pelarse en el tiempo que se está separado y sobre todo, acordar una serie de normas o reglas. Dejar claras las llamadas, cuándo hablaremos y saber que si no nos escribirnos solo significa que tratamos de vivir sin agobiarle y/o agobiarte. Es bueno planear los encuentros (cómo y cuándo vamos a vernos). Planificar la distancia, aunque pueda parecernos frío, nos va a ayudar a ocuparnos únicamente del malestar que supone no tener a la otra persona.

Muchos establecen reglas para subsistir y una de las más difíciles es si se mantendrán fieles. Más allá de cualquier cosa que acuerden, lo importante es que la regla sea clara. En el caso de Sandra, ambos aceptaron que lo relevante era el compromiso con el sentimiento y no tanto la fidelidad con el cuerpo. Por eso, aunque a veces siente celos y quisiera saber dónde estuvo su novio el sábado en la noche, lo evita porque «no se puede ser tóxico con una relación que pende de un hilo».

Pero, ¿qué ocurre con la magia? A pesar de lo que se puede pensar, permanece; mas aun aumenta, nos ayuda a alargarla en el tiempo y siempre y cuando la cuidemos con detalles, sorpresas, visitas de locura, etc.  Pero recordemos que el amor, se puede terminar por infinidad de razones que no están necesariamente vinculadas a la distancia geográfica sino a la emocional. El desapego y el desamor se instalan cuando hay falta de intimidad, de comprensión, de comunicación y de acompañamiento porque en definitiva, amar es acompañar.

Fuente: minutouno.com

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