En el bastión chiita de Sadr City o en la calle Palestina, una de las principales arterias de la capital, se podían ver colgadas estas figuras de cartón de Trump o de soldados estadounidenses. Mientras que en la plaza Al Uathba (centro), por el contrario, se veían inmensos retratos de Al Muhandis y de Soleimani, muertos el 3 de enero en Bagdad.
«Colgamos estas imágenes por las ceremonias que marcan el final del duelo», indicó a la AFP un responsable de las brigadas del Hizbulá, la facción más radical del Hashd al Shaabi
Esta poderosa coalición de paramilitares proiraní, de la que Al Muhandis era oficialmente el número dos pero el verdadero líder de facto, anunció conmemoraciones oficiales y populares para el martes en Bagdad, en especial en la altamente protegida Zona Verde, donde se ubica la embajada estadounidense.
A finales de diciembre, miles de proiraníes irrumpieron en esta cancillería y la asediaron durante más de 24 horas, forzando el muro del recinto.
La embajada de Estados Unidos emitió un aviso a sus ciudadanos con motivo de las conmemoraciones.
El bloque parlamentario del Hashd, el segundo de la Asamblea, continua pidiendo la expulsión de las tropas extranjeras estacionadas en Irak dentro de la coalición internacional antiyihadista.
El asesinato de Soleimani y de Muhandis en el ataque de Estados Unidos -que según fuentes estadounidenses se dirigía solo a Soleimani, sin saber que Muhandis estaba igualmente en el convoy- provocó un incremento de las tensiones entre los dos grandes aliados de Bagdad, que hizo temer un conflicto abierto en territorio iraquí.
Fuente: Ámbito