Sin agotar el 4G, la industria ya planea el 5G

El nuevo estándar de conexiones móviles llegará en 2020; con un mayor ancho de banda, su aplicación excede la de dar Internet a los teléfonos



No Banner to display

El nuevo estándar de conexiones móviles llegará en 2020; con un mayor ancho de banda, su aplicación excede la de dar Internet a los teléfonos




BARCELONA.- Aunque buena parte de la prensa suele focalizarse, durante el Congreso Mundial de Móviles que terminó ayer en esta ciudad, en los anuncios de teléfonos, tabletas, relojes inteligentes y otros dispositivos, en la mayor feria de telecomunicaciones del mundo siempre es bueno atender a lo que hablan los proveedores de infraestructura.

No es porque sea fascinante conocer los detalles de un protocolo de comunicaciones o un nuevo tipo de celda: es porque adelantan lo que vendrá en términos de conectividad, sin la cual la informática moderna casi no tiene sentido.

Aquí, todos los proveedores de infraestructura de redes hablan del 5G, la quinta generación de telefonía móvil. Las primeras pruebas se harán en 2018 (en el Mundial de Fútbol) apuntando a una disponibilidad generalizada a partir de 2020 (como marco de los Juegos Olímpicos de Tokio). Esto, para los tiempos de planificación de estas compañías, es mañana, porque hay que definir estándares, licitar espectro, etcétera.

A la vez, varios fabricantes y operadoras sugieren que el 4G tiene cuerda para rato, y que para muchos usuarios será una alternativa más que suficiente. .

AHORA, A MITAD DE CAMINO

En la feria varias compañías presentaron tecnologías que involucran algo denominado 4.5G (aunque es sólo un término marketinero y no estándar internacional) que exprime el rendimiento de las redes LTE actuales para darle más rendimiento. De hecho, Huawei presentó toda una línea de equipamiento para 4.5G, que en rigor implementa varios elementos del 4G para aprovechar todo lo que puede dar LTE.

Telefónica, por ejemplo, es una de las operadoras que está experimentando con algo llamado carrier aggregation que aprovecha portadoras de conexión momentáneamente en desuso en una celda particular para lograr descargas de hasta 375 Mbps con un smartphone convencional (que tiene que ser compatible con este «truco»; la mayoría de los smartphone de alta gama moderno lo son para dos canales (300 Mbps teóricos); los más nuevos, como el Galaxy S6, ya son Cat9, que aprovechan tres canales para tener todavía más ancho de banda.

Telefónica estuvo mostrando también una solución llamada LTE in a Box, que crea redes celulares privadas (para empresas) con pequeñas celdas que dan servicio a un edificio (una fábrica, oficinas) y permiten reemplazar una red interna de teléfonos y de conexiones a Internet por smartphones y antenas LTE; para los empleados el salto entre la red pública y la corporativa es transparente.

Así, todavía hay vida para el 4G, aunque como explica Enrique Blanco, CTO de Telefónica, eso tiene un límite: el tráfico en redes móviles está creciendo, en promedio, a un 50% anual. Pero con herramientas como las del carrier aggregation Blanco cree que el salto a 5G será más bien gradual y transparente para el usuario.

Otro dato: hoy la transmisión de video se lleva el 45% de la capacidad de Internet, y ese tráfico crecerá 8 veces en el próximo lustro, según Ericsson.

CINCO AÑOS PARA EL 5G

La Unión Internacional de Telecomunicaciones todavía no definió el estándar de 5G, pero en la industria concuerdan en algo: ofrecerá un ancho de banda fenomenal. Las primeras pruebas de laboratorio han logrado conexiones de entre 5 a 7,5 Gbps (aunque en la calle será un número mucho menor).

Si el 4G (LTE) ya era una alternativa para la banda ancha fija, el 5G será todavía más competitivo por su mayor capacidad y mejor utilización del espectro.

Y tendrá una latencia cercana a 1 milisegundo. ¿Qué significa esto? Que la demora entre el pedido de datos y su recepción es mínima, un elemento fundamental para una tecnología que ya no está pensada para las comunicaciones móviles convencionales sino para, por ejemplo, abastecer de información a un auto autónomo, que requiere datos al instante para no chocar, o controlar un robot que está haciendo una operación quirúrgica al instante.

Todo esto, al tiempo que esa misma red soporta las demandas de streaming de video en 4K, el constante goteo de datos de los millones y millones de dispositivos que dan vida a la Internet de las cosas y, claro, las llamadas, que serán un servicio más dentro de la red. Enviar las llamadas como un dato más ya se puede hacer en 4G, pero requiere terminales (y redes) compatibles con el estándar VoLTE.

En la feria Ericsson tenía una excavadora controlada a distancia (en Suecia) por una red 5G experimental; aquí se hablaba también de videollamadas holográficas, de transmisiones de video en 8K y más. Todos coinciden en que la mayor parte de la tecnología para lograr esto está lista o lo estará antes de la próxima década.

Pero hay algo más: 5G está pensado como un conjunto de tecnologías, con diferentes ventajas y limitaciones (en términos de ancho de banda, cobertura, requerimientos de energía) por lo que hablar de un único 5G es equívoco. De hecho, la industria todavía no decide si habrá un nuevo estándar aéreo (como antes fue WCDMA o LTE), entre otras cosas porque están buscando una frecuencia que esté libre en todo el planeta, para evitar la fragmentación que han sufrido las tecnologías anteriores.

Si aquí esperan su difusión a partir de 2020: ¿cuánto tardará en llegar a América latina? Para Jesper Rhode Anderson, gerente de marketing para América latina de Ericsson (mayor fabricante de infraestructura de redes del mundo), y más allá de algún caso puntual, lo hará al mismo tiempo que en el resto del mundo: la implementación de las diferentes tecnologías (2G, 3G, 4G) ha ido acortando la brecha temporal que había entre Europa y la región; no es un dato menor que América latina es, en este punto, una de las regiones con mayor crecimiento en conexiones.

La enorme mayoría de los fabricantes y operadoras consideran que 5G será, finalmente, la tecnología que ofrezca un servicio similar al de otras infraestructuras básicas como la telefonía fija o el agua: omnipresente y sin interrupciones, una promesa a la que el 4G se acerca pero que todavía no ha cumplido por completo.

Fuente: La Nación



Articulos relacionados