Primer encuentro con los nuevos Samsung Galaxy S6 y S6 Edge

La compañía surcoreana presentó ayer sus nuevos smartphones, y los estuvimos probando



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La compañía surcoreana presentó ayer sus nuevos smartphones, y los estuvimos probando




BARCELONA.- Samsung presentó ayer en esta ciudad a su nuevo smartphone bandera, el Galaxy S6. Vino con su hermano, el S6 Edge; ambos, al igual que las demás presentaciones del domingo, sirvieron como introducción al Congreso Mundial de Móviles que comienza hoy aquí, y que según los organizadores atraerá a 90.000 visitantes hasta su cierre el jueves próximo.

Después de la presentación, y como es tradicional, los periodistas se agolparon frente a las mesas que tenían varios Galaxy S6 y S6 Edge para probar, cosa que pude hacer brevemente. Van aquí alguna primeras impresiones, pero les adelanto las conclusiones: la parte del hardware clásico parece buena, como suele serlo; el cambio más notorio (y más importante) tiene que ver con lo estético, y para mí es un cambio positivo, sobre todo con el Edge.

Sí, tiene un chip Exynos de ocho núcleos (según la compañía no habrá por ahora versión Qualcomm) en configuración big.LITTLE y 3 GB de RAM DDR4. Todo carga rapidísimo, pero no se espera menos de un equipo así.

Sí, la cámara de 16 megapixeles, con estabilización óptica de imágenes, tiene una aparentemente alta sensibilidad a tomas con luz, y la cámara frontal permite autofotos que quedan bien iluminadas sin necesidad de un flash de relleno. Habrá que esperar a un testeo más extenso para ver si la cámara es efectivamente tan buena como la pintan.

Sí puedo decir que carga muy rápido, y el autofoco con seguimiento (sigue a una persona mientras se mueve, algo que también tienen las cámaras de bolsillo) funciona muy bien. Pero las cámaras de los Galaxy suelen ser buenas, así que no debería haber sorpresas aquí.

Todo esto era esperable para el S6 o cualquier smartphone de muy alta gama presentado en 2015.

Samsung mantuvo el tamaño de pantalla: 5,1 pulgadas de Super AMOLED para el S6, aunque ahora es QHD (2560 x 1440 pixeles). Aquí alcanza con que mantenga el nivel del S5 o del Galaxy Note 4 (ambos con excelentes pantallas) para no decepcionar. Las luces de las salas donde se muestran estos equipos no suelen ser ideales -no representan una situación normal- pero lo que se veía era algo de muy buen brillo y calidad.

¿Se nota que es QHD? Sí, y no. Más allá de las limitaciones del ojo humano (que no alcanza a distinguir los puntos individuales) la pantalla tiene una definición excelente. Pero, de nuevo, la noticia hubiera sido que Samsung presentara un teléfono con una pantalla notoriamente mala. Podemos discutir luego si hay mejores, si el Super AMOLED sigue saturando, si el blanco vira al amarillo o si se compara con un IPS o un buen LCD. Pero la pantalla se veía con muy buena calidad.

¿No es todo superfluo? ¿Hacen más, realmente, que lo que logra un S4 o un teléfono de gama media? Puede ser; pero aquí se nota que es un equipo de gama alta, por los materiales, por la atención al detalle, y también por como funciona: la pantalla se ve genial, la cámara carga rápido, debería ser muy veloz para correr aplicaciones; eso influye, también, en que se perciba el dinero pagado por el equipo.

El gran cambio tiene que ver con lo estético: Samsung abandonó el plástico -al menos en la gama alta- y ahora ofrece un equipo con un borde metálico que une dos planchas de vidrio. Apple lo hizo, Sony lo hizo, Huawei y LG también. El frente y la placa trasera están hechos en Gorilla Glass 4, que está pensado para resistir rayones y caídas, así que debería ser bastante fuerte (según Corning, su fabricante, resiste el 80 por ciento de las caídas; no probé tirarlo al piso a ver qué pasaba).

Sí comprobé que al igual que los demás equipos con espalda de vidrio, es un imán para las huellas dactilares, algo que la tapa plástica de los Samsung anteriores -sobre todo el tramado tipo curita del S5- escondían mejor.

Con el nuevo diseño logran, no obstante, un equipo delgado (6,8 a 7 mm de grosor) y liviano (132 a 138 gramos según el modelo), que va muy cómodo en la mano. Se pierde la batería removible, algo que para la mayoría de los usuarios es un problema potencial antes que uno con el que tengan que lidiar a diario (y hay alternativas). Tiene una de 2550 mAh el S6, 2600 mAh el S6 Edge. ¿Será poco? La compañía dice que no, tanto por la eficiencia de la pantalla y el procesador como por la carga rápida (4 horas de uso con 10 minutos de carga). Veremos.

Se pierde también la ranura microSD, que es una pena; y aquí no hay mucha justificación, ya que son varias las compañías (como HTC o Sony) que venden equipos con batería fija que igual tienen memoria expandible. Samsung venderá el S6 en versiones de 32, 64 y 128 GB. También la protección contra el agua (que Sony mantuvo; Motorola protege sus equipos contra salpicaduras y el Moto X tampoco tiene batería removible).

El frente del equipo en la versión clásica (con la pantalla plana) es 100% Samsung. El del Galaxy S6 Edge, con la pantalla con curvas en ambos laterales, me pareció mucho más atractivo. Los bordes con pantalla no sirven para mucho (se ilumina si está boca abajo y alguien te llama, podés mostrar un reloj y no mucho más) pero logran generar una sensación que el equipo es más pequeño de lo que es.

El sensor biométrico ahora funciona como el del iPhone: por contacto, y no al deslizar la yema del dedo; es una buena noticia, porque el del S5 es muy poco confiable. Hablando de eso: el borde inferior y el superior, con su metal de curvas redondeadas, son muy bonitos, y son, por lejos, lo más parecido que tiene el equipo al iPhone (más allá de la suma de vidrio y metal) Pero combinan muy bien con el resto del teléfono: son parte de un mismo concepto estético.

 La diferencia entre el S6 (izq.) y el S6 Edge (der.) está en los bordes de la pantalla, que en el Edge continúan hacia los laterales del teléfono. Foto: LA NACION 

Es una pena que Samsung no haya aprovechado el nuevo modelo para usar un conector USB reversible. Y la cámara sobresale un poco sobre el equipo, algo que sucedía en modelos anteriores pero en forma menos pronunciada. Y el conector de audio junto al de carga molestará a más de uno. Pero son cosas menores.

En lo que refiere al software, la compañía también insistió en el nuevo TouchWiz, que deja en paz a la interfaz gráfica de Android Lollipop para lograr un dispositivo más ágil, en el que la interacción es más sencilla y se llega con más claridad a donde uno quiere ver (la idea es que la nueva interfaz consume menos recursos de sistema). En lo que usé el equipo, me pareció una apreciación algo hiperbólica, pero cierta: quizá por un mayor uso del fondo blanco y líneas más finas, o porque abandonaron su propia estética y se sumaron a los lineamientos que Google sugiere para Lollipop. Lo cierto es que las aplicaciones que estuve mirando (lista de contactos, el correo electrónico) tienen un aspecto mucho más moderno y claro.

Un dato interesante es que el tan especulado acuerdo entre Samsung y Microsoft parece estar, en principio, limitado a preinstalar sus aplicaciones en los Galaxy (vi el OneNote y OneDrive, y a ofrece 100 GB gratis de almacenamiento por dos años, como antes hizo con Dropbox).

En abril se venderá a nivel mundial; la compañía apunta a traerlo al país en junio, precedido por el demorado Galaxy Note 4 en marzo, pero puede fallar.

Habrá que esperar hasta abril para tener las reseñas más exhaustivas, pero me llevé una buena primera impresión del Galaxy S6. Y aunque funcionalmente agrega poco, la versión Edge, con sus bordes en fuga, me pareció más atractiva: y es que era la parte estética, justamente (en el hardware y en el software) donde Samsung tenía su mayor deuda, que parece estar comenzando a saldar..

Fuente: lanacion.com.ar

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