Fin del misterio: una antropóloga aclaró el origen de los huesos humanos encontrados en Chubut

El hallazgo había generado gran inquietud pero aclararon que se trata de restos humanos de pueblos originarios muy antiguos.



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La licenciada y doctora en Antropología Julieta Gómez Otero desmintió que los huesos humanos hallados en Península Valdés “sean de personas desaparecidas” y aclaró que se trata de “restos humanos de pueblos originarios, muy antiguos, que ya habían sido registrados y analizados en dos oportunidades.

Gómez Otero se desempeña como Investigadora Independiente del Conicet en el Laboratorio de Arqueología del Centro Científico Tecnológico (CCT) Cenpat. Afirmó que los hallados horas atrás no son los restos que aparecieron en Pirámides hace años y que el equipo del que ella forma parte reenterró en la estancia San Pablo de Valdés de Vida Silvestre. Esos restos, aclaró la experta, fueron extraídos en 2000 y 2003.

En conferencia de prensa, la investigadora puso el acento en aclarar que tampoco son restos de desaparecidos. «Eso fue lo que más me preocupó por la sensibilidad del tema. Imagino que las personas que tienen familiares desaparecidos deben haber recibido esa noticia con gran conmoción”, explicó Gómez Otero. Y aclaró que de acuerdo a los primeros datos se trata de “restos humanos de pueblos originarios, muy antiguos», que los científicos del Cenpat registraron y analizaron in situ en 2016 por segunda vez.

Gómez Otero agregó que algo similar a lo ocurrido en estos días había pasado en 2012, aparecieron huesos por las fuertes tormentas de vientos, que son comunes en la zona. En aquella oportunidad estaban dispersos en la superficie, a unos 4 kilómetros de la costa, en un lugar inaccesible para la gente. «Y rescatamos los que quedaban al descubierto, los estudiamos y datamos y la datación de dos individuos dio aproximadamente 3000 años”, explicó la científica.

“Ahora la naturaleza hizo su trabajo, reaparecieron en el mismo lugar estos restos humanos, concurrimos ante la denuncia que hicieron”, indicó la especialista, y afirmó que en su momento, las comunidades de pueblos originarios habían expresado su desacuerdo con que los restos fueran enterrados, porque para ellos es importante que continúen en ese lugar, en la tierra. «Por lo tanto hicimos un registro fotográfico, tomamos medidas, todo lo que hace un arqueólogo y para preservarlos los tapamos con bolsas, de esas tipo consorcio y también de arpillera blanca, de nylon y pusimos arribas arena y ramas porque las ramas justamente capturan el sedimento”, explicó Gómez Otero.

Gómez Otero llamó a la reflexión de quienes hallan restos de este tipo porque, sostuvo: “Hay mucha gente que sale a caminar y hay un gran yacimiento paleontológico y arqueológico en toda la Patagonia, entonces las personas creen que los objetos son de ellos mismos, de quienes los encuentran y no es así; por Ley son del Estado provincial representando a sus habitantes, y es la memoria de nuestra historia, que no comienza ni con los españoles, ni con los galeses, comienza miles de años atrás, con los pueblos originarios”.

Fuente: Clarín

 



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