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Jóvenes que declararon ante la Justicia identificaron coincidencias en la vestimenta y las formas de abordarlas que tenía el supuesto agresor. Para la querella el caso está cerrado. Conmovedor testimonio del padre de la estudiante chilena.

Los resultados de las pruebas de ADN cotejados con las muestras de sangre halladas en el lugar del crimen dejaron a Lucas Azcona contra las cuerdas. La querella no tiene dudas y lo sindica como el responsable del asesinato de Nicole Sessarego Borquez.

El «caso está cerrado», sentenció Julio Cisterna, uno de los abogados que representan a la familia de la estudiante chilena que apareció muerta por 11 puñaladas durante en la madrugada del 15 de julio en el barrio de Almagro. «El ADN es concluyente y se suma al resto de las pruebas que hay contra Azcona. Eso determina que el acusado estuvo en la escena del crimen», agregó.

El acusado, de 22 años, fue entregado a la Justicia por su padre el domingo pasado. El hombre dijo reconocer a su hijo en las imágenes de las cámaras de seguridad que grabaron los movimientos posteriores al hecho.

A raíz de la difusión de la fotografía de Azcona, numerosas mujeres se presentaron ante la Justicia para denunciar supuestos ataques suyos. Al parecer, el joven tendría una preferencia por determinado tipo de víctimas, así como una forma recurrente de abordarlas.

«Parece haber un ritual en vestirse para ir a cazar», remarcó la abogada Patricia Anzoátegui, también parte de la querella. Y añadió que Azcona buscaba a chicas «muy similares a Nicole» y repetía «la forma» de ataque.

Las afirmaciones de la letrada emanan de las declaraciones que hicieron hoy ante el juez de instrucción Luis Zelaya dos jóvenes, identificadas como Débora (20) y Cinthia (18). «Hablaron del gorro, de la ropa negra, que llevaba cadenas en el pantalón y de toda una serie de elementos que coinciden», precisó.

«Lo más jugoso fue cuando declaró Débora, que cuenta todo un patrón, que (Azcona) concurría siempre al kiosco donde ella trabajaba y que debe haber ido como veinte veces antes del ataque», dijo. Esa joven relató que una noche salía de un gimnasio en Bernal, en el partido bonaerense de Quilmes, y cuando estaba en la parada del colectivo, un joven vestido de negro se acercó y luego subió al ómnibus tras ella. Al descender en su casa de la localidad de San Francisco Solano, el atacante se tiró encima de ella, forcejearon, y finalmente pudo zafar, pararse y correr.

Cinthia, en cambio, no fue atacada, pero Azcona (a quien conocía del barrio) la persiguió en dos ocasiones, también vestido de negro.

Acerca del móvil de los ataques, la letrada dijo que los peritos de parte que propuso (un psicólogo, un psiquiatra y otra en informática) están trabajando en establecer su patrón de conducta. Y evaluó que para ella el detenido es «imputable», ya que el primer informe de un psiquiatra que lo vio indica que estaba orientado en tiempo y espacio y que comprendía la situación: «No estaba en un tratamiento psiquiátrico y no lucía como una persona que está loca».

Un alivio para la angustia

El padre de Nicole, Víctor, dijo hoy sentir un halo de «alegría» en medio de la «angustia» que lo invade desde que se enteró del crimen de su hija por la radio, cuando conducía un colectivo con pasajeros en Chile. Como la querella, entiende que se dio con el responsable.

«Que pague el que tiene que pagar», dijo el hombre en diálogo con C5N, luego de contar la felicidad que tenía su hija desde que se había instalado en la Argentina: «Estaba plena», recordó.

Víctor se refirió además a la decisión que tomó el padre de Azcona de entregarlo a la Justicia. «Si me encontrara con él no tendría problema en abrazarlo y ponernos a llorar. Si él hubiera sido un delincuente como su hijo, lo hubiese escondido», dijo.

Fuente: Infobae