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El texto, cuyos dos párrafos difíciles obtuvieron un consenso menor, fue entregado al papa Francisco, quien lo hizo público inmediatamente.
En tres de estos 94 puntos -los que más votos negativos tuvieron- se aborda esta cuestión. Y se explica que los «bautizados que se han divorciado y vuelto a casar deben ser más integrados en las comunidades cristianas en las distintas maneras posibles, pero evitando en cualquier caso dar escándalo».
También se invita a usar el método del discernimiento, la valoración caso por caso, por parte de los sacerdotes durante la confesión. Además pide evitar «injustas discriminaciones» a homosexuales.
El tema del acercamiento de la Iglesia a los homosexuales queda establecido en un punto, en el que se explica que «cada persona, independientemente de su propia tendencia sexual, tiene que ser respetada en su dignidad, y acogida con respeto, con el cuidado de evitar cualquier marca de injusta discriminación».
El resto de ese apartado pide atención de la Iglesia para «acompañar a las familias con un miembro homosexual».
Esta es la única referencia al recibimiento de homosexuales por parte de la Iglesia católica. Y se reitera que «no existe algún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el diseño de Dios sobre el matrimonio y la familia».
FUENTE: TN