Presionado, el gobernador de Hong Kong acepta el diálogo.

Leung Chun Ying anunció que negociará con los estudiantes que reclaman democracia en la ex colonia británica



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Leung Chun Ying anunció que negociará con los estudiantes que reclaman democracia en la ex colonia británica




En un clima de tensión creciente, el jefe de gobierno de Hong Kong, Leung Chun Ying, anunció ayer que seguirá en su cargo, pero los estudiantes –minutos antes de que venciera el ultimátum que le habían dado para su dimisión– aceptaron discutir con el gobierno sus reivindicaciones bajo varias condiciones y advirtieron que la dimisión del jefe del ejecutivo local es una “cuestión de tiempo”.

“No renunciaré. Continuaré con el trabajo de reformas y ayudando a la población a lograr el sufragio universal”, afirmó el mandatario respaldado por el gobierno comunista de China, en un abierto desafío a las exigencias populares que reclaman democracia en la ex colonia británica, que vive las protestas populares más masivas desde que ganara su actual status en 1997.

Anoche, al informar la apertura del diálogo, la Federación de Estudiantes de Hong Kong aclaró en un comunicado que mantendrá “una reunión pública”, transmitida por la televisión y abierta a todo el mundo, con el número dos del gobierno local, Carrie Lam.

La decisión del gobernador rechazado por el establishment de Hong Kong de llamar al diálogo y la respuesta de la Federación de Estudiantes –agrupación que lidera las marchas– son maniobras que buscan detener la escalada del conflicto en este territorio administrativo especial chino. La novedad se produce tras diez días de marchas continuas en reclamo de su renuncia y del retiro por parte de China del polémico proyecto de reforma electoral aprobado hace un mes. Con esa iniciativa, el gobierno de Beijing determina que en las elecciones del 2017, las primeras libres y democráticas en la región, sólo se podrá votar por los 2 ó 3 candidatos a jefe de gobierno que las autoridades chinas determinen.

La ola de desobediencia civil comenzó hace diez días, pero se intensificó brutalmente el domingo pasado. Desde ese día decenas de miles de manifestantes salieron a la calle. La policía respondió ayer con una dura advertencia a la amenaza de los manifestantes de intentar tomar edificios gubernamentales. Dijeron que, si lo hacen, habrá “graves consecuencias”.

Beijing trata por todos los medios de evitar la propagación de una ola prodemocrática en el país. El PC endureció como nunca antes la censura sobre las redes sociales y presenta al movimiento hongkonés como un grupo de “extremistas” que viola la ley. A partir de ayer, Beijing suspendió por una semana las visitas turísticas grupales a Hong Kong, como una medida tendiente a evitar que se difunda en el continente lo que ocurre en la isla. La decisión también implica un golpe económico para la región porque el 75% de los visitantes exteriores de Hong Kong son turistas chinos.

Fuente: Clarin.com

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