Vidal hace cálculos y se prepara para una pulseada cruzada con dos peronistas.

Estiman más de 850 mil millones de gastos y unos 110 mil millones de endeudamiento. Lo que pide Massa y la ventanilla del PJ



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vidalFueron compinches, se distanciaron, hubo idilios temporales, enojos y épocas de frialdad pero, al final, María Eugenia Vidal siempre apostó a Sergio Massa, aun devaluado, como su socio más eficaz en la provincia.

«Vidal-Massa, temporada cuatro», dice un operador que, como buen fan de las series que consume con devoción, no puede evitar la metáfora. Detrás de eso, está la política, el pulseo en tiempos de recortes y la inmediata y caliente discusión bonaerense que se viene: el presupuesto 2019.

El de Mauricio Macri pasó, entre gases y gritos, la primera escala en el Congreso y, a la espera, de la ratificación en el Senado, Cambiemos y el panperonismo se preparan para una pulseada en el segundo ring de más impacto político.

Vidal tiene previsto enviar el texto que redactar su ministro de Economía Hernán Lacunza el 5 de noviembre. Debió, por protocolo, hacerlo a fines de septiembre pero pidió una prórroga a la espera de que se encamine el texto nacional.

El detalle no trascendió pero en La Plata deslizan, como cifras genéricas, que el gasto total superará los 850 mil millones de pesos mientras que el endeudamiento rondará los 110 mil millones. El que se aprobó para el 2018 fue de 630 mil millones de gastos y 85 mil millones de autorización para tomar deuda.

Oficialmente, en Economía y en Gobernación, no dan datos pero confirman a Clarín que la intención es presentar el proyecto dentro de una semana y media, el primer lunes de noviembre.

«Va a ser un presupuesto difícil, con mucho recorte», anticipan desde el oficialismo y remiten al efecto nacional: el mandato del FMI que aceptó la Casa Rosada y que con su «déficit cero» supone recortes duros.

El texto entrará por el Senado, donde Cambiemos tiene mayoría amplia, pero la escenario más duro será en Diputados donde debe acordar con dos peronismos para juntar los votos.

La discusión empezó hace meses. Massa fue uno de los que primereó con un pedido: que Cambiemos apoye su propuesta para desdoblar las elecciones municipales. El tigrense dice que su idea tiene el OK de sectores del peronismo pero los intendentes no lo tienen en agenda.

Vidal, según reconstruyó Clarín, le mandó a decir que esa iniciativa no pasó el filtro interno del PRO. «Para Nación no es una buena señal ni para la política ni para la gente: ¿hacerlos votar más veces?», apuntó un dirigente del PRO.

En La Plata leen que Massa salió perdidoso de la negociación del presupuesto nacional donde votó en contra: «Terminó más cerca de La Cámpora que de los gobernadores del PJ», sintetiza un bonaerense y entiende que los tropiezos del tigrense -perdió, además, parte del bloque vía Felipe Solá- lo vuelven impredecible.

Vidal, en su propia paritaria con Mauricio Macri por los fondos para la provincia, demoró el proceso pero se prepara para una discusión áspera. La matemática parece simple pero no lo es: Cambiemos tiene 44 diputados, Massa doce y hace dos semanas se armó otro bloque, que comanda José Ottavis, de cuatro legisladores y además de «filo» vidalista se mueve en sintonía con el massismo.

La suma de esas partes desiguales deja  a Vidal cerca del número propio para el capítulo difícil de la discusión, el endeudamiento, que requiere dos tercios. Es cierto, también, que el jefe de Gabinete Federico Salvai, tiene línea directa con los intendentes y apuesta a un acuerdo lo más grande posible. Es el mandato que tiene el presidente de la Cámara de Diputados Manuel Mosca: un consenso lo más amplio posible.

Martín Insaurralde, alcalde del Lomas, es la cara visible del PJ bonaerense que aporta gobernabilidad a Vidal y es, al mismo tiempo, el intendente del conurbano con más diálogo con Máximo Kirchner. El cristinismo tiene bloque propio y expresa, como en Nación, posiciones más críticas.

Pero está vigente el Pacto de Lomas para no reprocharse en público las posiciones legislativas que tomen cada uno.

El PJ territorial levantó, en los últimos meses, el tono contra Macri y Vidal pero mantiene al igual que los gobernadores tiene diálogo y acuerdos de convivencia. El presupuesto y el endeudamiento son los momentos en los que consiguen beneficios para sus distritos y sellan pactos políticos.

De hecho, en el póker bonaerense, hay otras cartas: cargos en el BAPRO que deben completarse y butacas en el estratégico Tribunal de Cuentas, organismo que valida y objeta los balances municipales.

Otra asunto clave refiere a los plazos. Vidal y los intendentes parecen coincidir en la conveniencia de que el presupuesto se vote cuanto antes para no calentar la segunda parte de diciembre, que se percibe como una temporada crítica, con la discusión de un presupuesto «de ajuste», como dice el kirchnerismo.

Fuente:Clarin

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