«Rusia, Siria e Irán están matando, o en camino a matar, a miles de civiles inocentes ¡No lo hagan! Turquía está trabajando duro para detener esa matanza», tuiteó.
Alrededor de 80 civiles fueron asesinados en la nueva escalada, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), que estima que más de 80.000 personas fueron desplazadas.
Turquía dijo el martes que está en conversaciones con el gobierno de Vladímir Putin para asegurar un nuevo alto el fuego en Idleb, y pidió el fin «inmediato» de los ataques.
Francia también exigió un retroceso «inmediato» de las acciones, acusando a Damasco y sus aliados rusos e iraníes de «empeorar la crisis humanitaria«.
El ejército sirio dijo que se había apoderado 320 kilómetros cuadrados de sus enemigos en los últimos días y prometió continuar su puja hasta recuperar la región, pidiendo a los civiles que salgan de las áreas bajo control yihadista.
Idleb está dominada por yihadistas del grupo Hayat Tahrir al Cham (HTS), exaliado de Al Qaida, y otros movimientos rebeldes. El líder del grupo instó a sus combatientes a dirigirse al frente y luchar contra «los ocupantes rusos» y el régimen.
Idleb alberga a unos tres millones de personas, incluidos muchos desplazados por años de violencia en otras partes del país. Al Asad, que ahora controla más del 70% del territorio sirio, afirmó repetidamente que está decidido a reconquistarla.
La escalada de violencia se produce después de que Rusia y China vetaran el viernes una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que habría extendido por un año las entregas de ayuda transfronteriza a cuatro millones de sirios, muchos de ellos en Idleb.
La medida aumentó los temores de que la asistencia vital financiada por Naciones Unidas podría dejar de ingresar desde enero a las partes de Siria controladas por la oposición, salvo que se alcance un acuerdo alternativo.
Fuente: Ámbito