Tras el temporal mudan una escuela a la Base de El Palomar

En el terreno militar armarán aulas para los alumnos de la primaria Benjamín Matienzo, a la que el viento le arrancó hasta el techo



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A las ocho de la mañana, más de 120 padres se reunieron alrededor de un edificio sin techo. La estructura pelada correspondía a un colegio, el Benjamín Matienzo de Morón, que el domingo durante el temporal perdió chapas, membranas y maderas. Sin cielorraso, las clases tardarán en volver: la obra para reacondicionar la escuela terminará recién después de las vacaciones de invierno.

De a uno, en grupos, con uno o más representantes por familiafueron llegando. Una consigna debía respetarse: sin chicos. Así lo había pedido la directora, María Lamagna. «Lo que pasó es traumático y no quiero que vean a la escuela, su escuela -enfatiza-, en estas condiciones. No les voy a ocultar lo que ocurrió pero tampoco quiero exponerlos a verlo».

La docente convocó a los padres para informarles que las clases retomarán el viernes, ya no en la tradicional escuela, sino en la Base Área de El Palomar. En el primer piso de la base, dentro de un salón, están siendo montadas siete aulas de durlock. Ahí, serán reubicados 147 chicos del turno mañana y 128 del turno tarde. Las autoridades municipales calculan que para el viernes estarán colocados los pizarrones, el sistema de iluminación y otro de emergencia para recibirlos.

Entre padres y docentes, poco después de la reunión, empezó la mudanza. Dos camiones, cargados con sillas, pupitres, materiales didácticos y elementos de cocina, hicieron sucesivos viajes entre un punto y otro. Si bien una cuadra separa la escuela de la base, ésta es una amplia porción de verde entre las vías del San Martín, un arroyo -Morón-, una calle -Nelson Page-, una reserva natural y la cinta gris del Acceso Oeste. Tan grande como para contener un aeropuerto civil, con las aerolíneas low cost, y una brigada militar.

El temporal pasó, pero el mal clima actual recuerda escenas del domingo a la madrugada, cuando las aulas estaban llenas de agua, los pupitres y el suelo cubiertos de mampostería, había agujeros en los pasillos y cascadas en las escaleras. Y el miedo a que eso se repitiera era tal que los padres fueron de urgencia este mediodía a vaciar más aulas. Los vientos amenazaban otra vez con derribar el poco techo que quedó y entonces sí la destrucción será total.

Fuente: Clarín 

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