Según el INTA, la inundación en el Chaco es la más grave de los últimos 30 años

Las Breñas es una de las zonas más afectadas de la provincia.



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Las últimas inundaciones de la provincia del Chaco son las más graves de los últimos 30 años y el exceso hídrico en la zona el más prolongado en el tiempo y en superficie del que se tiene registro.

El dato se desprende de un informe del INTA de la localidad chaqueña de Sáenz Peña que reveló ese resultado a través del estudio de imágenes satelitales desde tres décadas atrás.

«Esta inundación es las más grave de los últimos 30 años, donde la mayor parte de la superficie de los departamentos del sudoeste de la provincia tienen afectados sobremanera su aspecto productivo», confirmó Juan José Zurita, técnico del organismo.

Además, reconoció que antes las abundantes lluvias afectaban a gran cantidad de vegetación natural que colaboraban en la retención del escurrimiento del agua. «En cambio, hoy, impactan directamente en los numerosos sistemas productivos agrícolas, ganaderos y mixtos que reemplazaron el paisaje natural de la región», dijo.

Para el experto, el sistema productivo ha colapsado, de alguna manera, pero que hay una gran expectativa por parte de los productores en cuanto a lo que suceda en los próximos meses.

En cuanto al escurrimiento del agua, Zurita indicó que «se traslada hacia los Bajos Submeridionales de Santa Fe afectando sus sistemas productivos, lo que transforma la problemática en una cuestión interprovincial».

Existen 2,2 millones de hectáreas que tienen algún grado de afectación Existen 2,2 millones de hectáreas que tienen algún grado de afectación Crédito: Grupo de Whatsapp de productores
En este sentido, el técnico dice que urge la necesidad de políticas acordes a la situación que colaboren a revertirla y prevenir estos eventos. «Es importante advertirle al productor sobre los riesgos de realizar ciertas producciones en determinadas zonas y, en esta instancia, el rol de instituciones como el INTA es fundamental», subrayó.

Según el documento, existen 2,2 millones de hectáreas que tienen algún grado de afectación y, si se circunscribe a los sistemas de producción agrícola, son unas 500 mil hectáreas que están bajo agua o tienen algún problema de piso que les impide trabajar.

En este punto, aseguró que «los suelos están saturados de agua, perdieron nitrógeno y azufre con el lavado y se disipó la vida microbiana». A su vez, reconoció que el descenso del agua es bastante lento tanto a escala superficial como en el perfil.

El informe detalló que las napas freáticas están prácticamente en la superficie, lo que genera que las condiciones de anaerobiosis se prolonguen más allá de la desaparición del agua superficial.

Con respecto a los cultivos, el especialista dijo que el trigo ya es inviable en las zonas más afectadas y en cuanto al girasol hay muchos lotes que no estarán preparados para el 15 de julio, fecha de siembra. «Suponiendo que el clima mejore y se mantenga, puede ser que para para esta fecha algunas zonas puedan sembrar, pero no es la generalidad».

En comparación a su provincia vecina, Santiago del Estero , Zurita, explicó que allí el agua escurre rápidamente con fenómenos erosivos de suelo muy fuertes. «En esa zona, los suelos están entrando en un estado de aerobiosis y oxigenación», concluyó.

Fuente:

La Nación

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