Se largó a correr de Ushuaia a Alaska por una buena causa, pero no todo salió como esperaba

"Nada me ata, no tengo recursos, pero tampoco preocupaciones", confiesa.



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«¡Buenos días a todos! Estoy frente a la estación de servicio haciendo dedo. Necesito llegar al cruce con la nueva ruta 40. Los que vayan para San Rafael o Mendoza Capital y vean esta cosa por la ruta acérquenme por favor. Soy chiquito y ocupo poco espacio». El mensaje de ayuda lo escribe Juan Pablo Savonitti en su cuenta de Instagram.

Hace nueve meses -el 1° de enero, para ser más exactos- empezó su travesía: recorrer todo el continente americano, de punta a punta. Pero no lo hace en auto, ni en moto, ni siquiera a dedo. Él se propuso unir Ushuaia con Alaska, a pie, corriendo.

«Un día decidí cambiar de vida. Trabajaba en una empresa de informática en Sofía, Bulgaria, y dejé todo atrás para emprender esta travesía que combina mis dos pasiones, viajar y correr, con una causa solidaria. Como hijo de padres sordos, busco contribuir a la inclusión y a la difusión de la lengua de señas», cuenta Juan Pablo.

Savonitti cuenta que planeó su viaje en cada detalle, armó cuidadosamente el itinerario, planificó distancias y tiempos. Pero las cosas no salieron como se imaginó. «La idea era salir con un equipo de apoyo, un motorhome que me siguiera, kinesiólogo, y otros corredores que me acompañaran. La realidad es que estoy totalmente solo, no tengo ningún apoyo logístico, ni vehículo ni nada», dice.

«Esta realidad hizo que todo fuera más lento. Hace ocho meses estoy corriendo y, a esta altura, tenía planificado estar en Ecuador. Recién estoy pasando por Mendoza», comenta este hombre de 37 años que tiene pensado llegar a Alaska cuando cumpla 40.

Fuente: La Nación