Se enfría la demanda de crédito por las tasas altas y el vuelco en las expectativas

El crédito, uno de los puntales del despegue que mostró la economía en 2017, entró en etapa de enfriamiento.  El brusco encarecimiento que mostró el costo del financiamiento en las últimas semanas; el vuelco que sufrieron las expectativas económicas y el golpe que la devaluación y la elevada inflación le están dando a la demanda amenazan […]



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El crédito, uno de los puntales del despegue que mostró la economía en 2017, entró en etapa de enfriamiento.

El freno en la demanda se hizo sentir primero en los créditos hipotecarios por el impacto que la fuerte suba del dólar tuvo sobre el total requerido en pesos para cerrar una operación de compra. Eso significó un golpe extra para una demanda potencial que había sido recortada por el ajuste al alza en las tasas que los bancos ya habían aplicado al diferencial que agregan a la Unidad de Valor Adquisitivo (UVA). «Hoy las consultas están casi paralizadas porque la gente tiene la incertidumbre de cuántos dólares representa la cantidad de pesos a los que puede acceder por la vía del crédito», reconocen en los bancos.

Luego, cuando la suba de tasas se comenzó a generalizar, el golpe lo empezó a sentir la demanda de crédito empresario, en especial, los desembolsos por descuento de cheques y los adelantos por cuenta corriente a los que apelan regularmente las empresas para cubrir sus necesidades de giro comercial.

«Hay una significativa desaceleración en las líneas comerciales que representan 34% de la cartera de créditos en pesos de los bancos», coincide su colega Joaquín Berro Madero, autor de un informe de la Fundación Mediterránea sobre la coyuntura que atraviesa el crédito en medio de las turbulencias financieras.

En los bancos admiten que la demanda se enfría y cambia incluso de destino. «Hay gente que consultaba para un proyecto de expansión o de negocio y ahora busca crédito para saldar el resumen de la tarjeta porque sabe que financiarlo le puede resultar más caro», ejemplificaron en un banco minorista líder.

«Con el crédito los bancos estaban en modo expansión y ahora se deben adecuar al nuevo escenario que, creo, nos va a mostrar una demanda en desaceleración durante los próximos 3 o 4 meses con un stock que pasará a expandirse por debajo de la inflación, es decir, pasará a ajustarse en términos reales», describe el economista Hernán Del Villar.

Un panorama complicado

«La tasa de interés de política monetaria de 40% refleja lo complejo de una transición en la que se busca moderar el traspaso de la devaluación a los precios pero afecta el capital de trabajo de las pymes .Y dado que esa tasa puede persistir por algún tiempo, el sector bancario debería considerar una reapertura temporal del régimen de créditos subsidiados en operaciones a corto plazo a este sector con el plus de ingresos que las entidades obtienen al haber transformado parte de sus encajes en Lebacs. Se trata de preservar los activos (créditos al sector privado) del propio sistema», recomienda el economista Jorge Vasconcelos, vicepresidente del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral).

El informe de la Mediterránea reconoce que el fenómeno es reciente, tanto que las estadísticas apenas si llegan a captarlo. «En términos interanuales los préstamos al sector privado en pesos aún crecen 50,5% interanual en mayo. Esto es, un ritmo muy importante, pero la curva parece amesetarse desde marzo y acentúa esa tendencia en los últimos días», apunta Berro Madero.

Según las cifras del Banco Central (BCRA), los préstamos en pesos se expanden a un promedio del 1% en mayo, menos de la mitad de la inflación, aunque algunas líneas como la de descuentos de cheques o financiamiento con tarjetas ya caen (1,7 y 0,9%, respectivamente). A la retracción que se comienza a observar en la demanda mucho aportó el significativo salto que mostraron las tasas de interés activas «en particular, la tasa por adelantos en cuenta corriente, que alcanzó un pico por encima de 54% anual hace pocos días, aunque luego se acomodó al 41% según los últimos datos», observó, antes de recordar que hasta la anteúltima semana de abril ese financiamiento se colocaba a un promedio que iba del 27 al 28% nominal anual.

«Ya se advierte una tendencia a la declinación en los créditos aplicados a actividades productivas y de servicios, vinculada a la fuerte suba en las tasas de interés», coincide Méndez al describir la situación actual. Pero el consultor va más allá y advierte que ese freno comenzó a contagiar al crédito a las personas y familias, un tipo de demanda sobre el que incide mucho más las expectativas de los consumidores. «El fuerte golpe que sufrieron con la corrida cambiaria se hace y hará sentir», pronostica.

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