Rohani, el presidente moderado y aperturista que logró la reelección

El clérigo moderado logró el 57% de los votos amparado en una gestión en la que logró sacar a su país del aislamiento internacional con la firma de un acuerdo nuclear con Occidente.



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El presidente iraní, Hasan Rohani, reelegido ayer para un segundo mandato, es un clérigo moderado que logró sacar a su país del aislamiento internacional con la firma de un acuerdo nuclear con las potencias occidentales y que es visto como el garante de las libertades individuales y la apertura.
Con reformistas y moderados cerrando filas en torno a su candidatura, Rohani se impuso en las presidenciales de ayer con el 57% de los votos, muy por delante de su principal rival, el clérigo conservador Ebrahim Raisi, quien obtuvo un 38% de los sufragios.
Su principal capital es el acuerdo nuclear firmado en 2015 con las potencias del G5+1 (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, China, Rusia y Alemania) que permitió el levantamiento de las sanciones económicas que habían hundido a la república islámica en una profunda crisis económica.
Pese a su serenidad, no dudó a atacar a sus adversarios en la carrera presidencial y subrayar los riesgos que implicarían para Teherán el regreso a una mayor rigidez de los principios islámicos y al aislamiento internacional si ganaban los conservadores.
Figura importante de la política iraní desde la Revolución Islámica de 1979, nació en noviembre de 1948 en la ciudad de Sorje, en la provincia norteña de Semnan, donde a los 13 años ingresó en un centro religioso.
Continuó sus estudios islámicos en destacados seminarios chiitas de la ciudad de Qom y, a partir de 1969, los compaginó con la carrera de Derecho en la Universidad de Teherán, donde se licenció en 1972.
Seguidor desde joven del ayatollah Ruhola Jomeini, recorrió Irán para hacer campaña contra el sha Mohamad Reza Pahlevi hasta que en 1977 se vio obligado a huir tras reconocer en un discurso con el titulo de imán -máxima autoridad en el islam chiita- a quien dos años más tarde fundó la República Islámica.
Se refugió en el Reino Unido y allí realizó un máster en Derecho Constitucional en la Universidad de Glasgow Caledonia, donde también se doctoró con una tesis titulada «La flexibilidad de la sharia, ley islámica».
Tras su regreso a Irán, que coincidió con el de Jomeini, a principios de 1979, ocupó numerosos cargos militares y políticos en la recién instaurada República Islámica, recordó la agencia EFE.
Fue diputado desde 1980 y hasta el año 2000, y posteriormente miembro de la Asamblea de Expertos y del Consejo del Discernimiento, puestos en los que sigue en la actualidad, y presidente del Centro de Estudios Estratégicos de Irán.
En el plano militar, durante la guerra con Irak (1980-1988) estuvo seis años en el Consejo Superior de Defensa, desde el que dirigió la Defensa Aérea de Irán.
Entre 1989 y 2005, ocupó la secretaría del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, puesto que lo acercó al líder supremo, Alí Jamenei, quien no parece contrario a Rohani pero en esta campaña electoral ha criticado su gestión.
A partir de 2003, tras la revelación de instalaciones nucleares no declaradas previamente al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), dirigió las negociaciones sobre el programa nuclear iraní y logró calmar la tensión con algunas concesiones.
Con su triunfo electoral por sorpresa en 2013, en primera vuelta y con el 50,68% de los votos gracias al apoyo decisivo de los ex presidentes reformistas Akbar Hashemí Rafsanyani y Mohamad Jatami, prometió una apertura hacia Occidente para mejorar la economía.
Sin embargo, la economía no ha terminado de despegar y en el plano de los derechos humanos y las libertades los avances tampoco han sido muy notables debido a la oposición del ala dura del sistema, siguiendo los principales líderes reformistas de las protestas del 2009 en arresto domiciliario.
Rohani enarboló su Carta de Derechos Civiles y se comprometió a actuar de acuerdo a ellos en su segundo mandato para convencer a los reformistas indecisos, tarea en la que en esta ocasión volvió a contar con el apoyo de Jatami.
Sus mayores retos serán reducir el desempleo, principalmente entre los jóvenes, y llevar a cabo los cambios prometidos, para no volver a defraudar a muchos reformistas que le votaron como «la opción menos mala» de las elecciones.

Fuente: Télam



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