Quién es el cura Corradi, el principal acusado en el juicio a los abusadores del Próvolo

El sacerdote nacido en Verona, acusado de seis hechos, casi no puede escuchar las imputaciones en su contra por su sordera, según su abogada, lo que genera dificultades en el juicio. Se mueve en silla de ruedas. El largo proceso que se viene



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El sacerdote Nicola Corradi, 83 años de edad,  con seis imputaciones en su contra delitos como abuso sexual agravado, corrupción de menores y abuso gravemente ultrajante, entra a la sala de audiencias del juicio en su contra en Mendoza empujado en una silla de ruedas por una agente penitenciaria. De los tres hombres del Instituto Próvolo, es el único acusado que no puede entrar al juicio por sus propios medios. Pero la silla de ruedas no es lo único. Tantos años después, el sacerdote ni siquiera puede escuchar del todo los brutales hechos de que lo acusan.

El estado general de Corradi, nacido en Verona, Italia, se ha convertido en un inesperado protagonista de las audiencias del proceso. Su defensora oficial, Alicia Arlotta -que también representa al sacerdote Horacio Corbacho y al jardinero Gómez- solicitó que se transcriban en tiempo real las declaraciones de víctimas y testigos. Lo hizo porque la capacidad auditiva de Corradi se encuentra reducida, y al sacerdote le cuesta oír y entender lo que acontece en la sala 4 del Tribunal Penal Colegiado, siempre de acuerdo a lo expuesto por su abogada.

Durante la mañana de hoy, la segunda jornada del debate debió ser interrumpida durante más de media hora debido a los problemas de audición del cura: se probaron auriculares con un volumen más alto para que el cura pudiese escuchar. Sin embargo, Corradi, acusado de ataques en las tres sedes del Próvolo, indicó que ni siquiera así es suficiente.

Ante este pedido, el tribunal resolvió que se le entregue al imputado una copia audiovisual diaria y que utilice auriculares. Además, resolvió que se evalúe la posibilidad de convocar a taquígrafos, un software especial y personal para las transcripciones. Durante su encierro, el cura Corbacho -el más complicado de todos, con 20 imputaciones distintas en su contra- fue el encargado de cuidar de Corradi dentro de la prisión de Boulogne Sur Mer.

Fuente: Infobae