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Debido a la presencia de ratas en la Escuela Normal Superior Nº4 y el Liceo Nº2 Amancio Alcorta del barrio porteño de Caballito desde hace días, docentes y estudiantes harán hoy un «semaforazo» para visibilizar la situación.

La semana pasada ya habían sido suspendidas las clases en el establecimiento educativo, donde funciona un jardín de infantes, la primaria y la secundaria además de un profesorado. El normal desarrollo de las clases se vio afectado por la presencia de roedores, que comenzó el 24 de mayo pero se intensificó en los últimos días.

La medida, que llevarán adelante en la esquina de Acoyte y Rivadavia los empleados y alumnos del lugar para exigir al Gobierno de la Ciudad una solución al problema, comenzará a las 13.30.

Si bien hace ya más de diez días, que las ratas rondan por el colegio, especialistas del Instituto de Zoonosis Luis Pasteur constataron ayer la presencia de excrementos y detallaron una serie de recomendaciones de higiene, prevención y desratización.

Por esta razón, los docentes de distintos niveles y estudiantes terciarios, vuelven a reclamar a las autoridades porteñas que se hagan cargo de la situación y garanticen una cuadrilla de limpieza especial para erradicar la invasión.

Otro caso similar:
La Escuela N º 11 Distrito Escolar 8 Marcelo T. de Alvear del mismo barrio también sufrió a comienzo de mes una invasión de ratas, que impidió el dictado de clases por varios días. Según los afectados, la presencia de roedores comenzó en febrero de este año y se incrementó en el último mes.

Los motivos del problema en ambas escuelas radican en la remoción de tierras de las obras de construcción de la zona.

Qué dijo la Ciudad:
Por su lado, el Ministerio de Educación e Innovación de la Ciudad de Buenos Aires en ambos casos informó a LA NACION haber realizado los servicios de desratización periódica y correctamente varios días en los últimos meses.

También garantizaron que los organismos y ministerios trabajan en conjunto para mantener el control de plagas dentro y fuera de los establecimientos.

Fuente:

La Nación