Otra vez los «caza Uber»: pintaron y quemaron un auto en Villa Devoto

El vehículo fue incendiado en forma intencional en la calle Simbrón al 4600. Buscan a los responsables.

 



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El fuego y los ruidos alertaron a los vecinos de Villa Devoto. Después, sonó la sirena de los bomberos. En la calle Simbrón al 4600, un Chevrolet Corsa blanco fue prendido fuego en forma intencional. Y en sus laterales, con aerosol rojo, pintaron la palabra Uber. Como este, hay ataques casi todas las semanas. Se les atribuyen al grupo Taxistas unidos, aunque en este caso aún no hay sospechosos ni detenidos.

El dueño del auto, un hombre de 27 años que no quiso ser identificado, afirmó que, pese a haber trabajado para la aplicación durante el verano, hace meses que no lo hace.

Sin embargo, no pudo escaparle a la violencia de los «caza uber», que repiten su modo de operación desde hace tiempo, con ataques que además de pintadas incluyen golpes, insultos y otras agresiones, y hasta disparos con rifles de aire comprimido.

En este caso, el dueño del auto dijo que el vehículo es habitualmente usado por su esposa. En la investigación tomó intervención de la Fiscalía Penal, Contravencional y deFaltas nro. 24, a cargo de la doctora Pagano Mata.

Mara, una vecina que filmó el incidente desde su ventana, contó asustada por una explosión. «Empezó a entrar algo de humo, me asomé y vi el auto que se prendía fuego. Por suerte estaba despierta y pude llamar a los bomberos. Vinieron en diez minutos y apagaron el fuego. Este es un barrio muy tranquilo», relató.

Los escraches de taxistas comenzaron casi al mismo tiempo que desembarcó la aplicación en Buenos Aires, hace dos años. Al principio se ocupaban de identificarlos en la calle y señalarlos para que intervenga la Policía. Es esos momentos, se secuestraban vehículos de Uber, ya que desde el inicio el Gobierno porteño reclamó que la empresa se ajustara a la legislación local sobre transporte.

Otro ataque "caza Uber" en Simbrón al 4600, Villa Devoto. (Foto: Mario Sayes)

Otro ataque «caza Uber» en Simbrón al 4600, Villa Devoto. (Foto: Mario Sayes)

En el mismo sentido hubo varios fallos judiciales que, entre otras cosas, suspendieron el pago a Uber con tarjetas de crédito y buscaron bloquear el uso de la aplicación y la página web.

Sin embargo, Uber siguió funcionando y sumó choferes, unos 30.000 registrados, y pasajeros, tanto en la Ciudad como en el GBA. La compañía comenzó a pedir registro profesional para sus choferes y lanzó una línea de seguros para pasajeros transportados, con el objetivo de acercarse a la regulación local. Sin embargo, y al contrario de lo que pasa en Mendoza, que tiene media sanción un proyecto de ley para legalizar Uber, en la Ciudad no se vislumbra que pueda ocurrir algo parecido.

Al mismo tiempo, la escalda de ataques crece y tuvo su pico la semana pasada, cuando uno de líderes de Taxistas unidos, Marcelo Boeri, fue denunciado por ser el presunto autor de un audio en el que se llama a perseguir a Uber y a escrachar al secretario de Transporte Porteño, Juan José Mendez.

Boeri negó ser el autor del audio, aunque dijo estar de acuerdo con lo que allí se decía. Unos días después le bajó el tono y aseguró estar en contra de toda forma de violencia.

Aunque hay denuncias y causas en curso, recién la semana pasada se conoció el procesamiento de un taxista, Martín Facundo Sensón, de 32 años, por atacar el año pasado a un vehículo de Cabify, otra app para pedir autos, pero que a diferencia de Uber optó por adoptar la legislación local para poder operar.

Sensón, que fue procesado sin prisión preventiva por los delitos de lesiones leves, daños y coacción, también recibió un embargo por $ 100.000. Y al mismo tiempo, el Gobierno porteño le suspendió la licencia profesional para conducir, mientras inició una investigación para determinar si se la retira definitivamente.

Es hecho desató la ira del «caza Uber» que se escucha en el audio. Justo en la semana en la que también habían trascendido ataques con rifles de aire comprimido, en medio de una ola de violencia y escraches que parece no detenerse.

Fuente: Clarín 

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