Niños inmigrantes: el oscuro futuro de los chicos separados de sus padres

Los defensores de la guarda tutelar dicen que el gobierno de Estados Unidos probablemente no podrá reunir a miles de niños separados de sus padres que cruzaron la frontera de manera ilegal, y que algunos terminarán en el sistema estadounidense de guarda tutelar o de crianza (foster care) atiborrado de latinos y otras minorías. Con pocos trabajadores sociales de habla hispana, […]



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Los defensores de la guarda tutelar dicen que el gobierno de Estados Unidos probablemente no podrá reunir a miles de niños separados de sus padres que cruzaron la frontera de manera ilegal, y que algunos terminarán en el sistema estadounidense de guarda tutelar o de crianza (foster careatiborrado de latinos y otras minorías.

Con pocos trabajadores sociales de habla hispana, es un desafío rastrear a miembros de la familia de los niños que viven al sur de la frontera de Estados Unidos-México; y otros parientes que viven en los estados podrían temer hacer reclamos sobre ellos por miedo a ser detenidos o deportados.

Muchas complicaciones han surgido para estas familias separadas desde que la administración Trump adoptó su política de “tolerancia cero” al ingresar al país de manera ilegal. Unos 2.300 niños fueron separados de sus padres inmigrantes en la frontera y el tratamiento de su situación en el largo plazo es una preocupación.
Discriminados nuevamente

“Como son latinos y sus parientes no viven ni en Europa, ni en Asia, sino al sur de la frontera, serán discriminados nuevamente”, dijo Richard Villasana, fundador de Forever Homes for Foster Kids, que se concentra en localizar a los parientes de los niños en guarda. “Eso es exactamente lo que va a suceder con estos niños inmigrantes. ¿Es probable que vayan a recibir un mejor trato que nuestros niños latinos nacidos en EE.UU.? Eso no va a suceder”.

Esos niños que son ubicados con familias enfrentan la probabilidad de perder su idioma y su cultura, lo que según los defensores podría tener un efecto perjudicial en su desarrollo.

Peter Schey, abogado en un juicio que terminó con el fallo Flores de 1997, que generalmente prohíbe que los niños sean mantenidos en detención en migraciones durante más de 20 días y que ahora está siendo desafiado por la administración Trump, dijo estar preocupado porque varios miles de niños ya han sido separados de sus padres “sin que la administración Trump implemente ningún procedimiento efectivo para reunir a los menores con sus padres, muchos de los cuales ya han sido deportados”.

Los funcionarios han dicho que están trabajando para reunir a las familias a la brevedad posible, pero no han dado respuestas claras sobre el modo en que lo harán. Los niños están ahora en custodia de la Oficina de Reubicación de Refugiados del Departamento de Salud y Servicios Humanos y pueden ser “retenidos en un refugio temporario o albergados por una familia apropiada”.

El Departamento de Seguridad Nacional dijo que en el año fiscal 2017, antes de que comenzara la política de tolerancia cero, pudo ubicar al 90 por ciento de sus niños, o bien con un progenitor, o bien con un pariente cercano. Y la Oficina de Inmigración y Aduana trabaja en “preparar una instalación como su centro primario de reunificación familiar y traslado”, de acuerdo con un informe.

Sin embargo, muchos profesionales dedicados al bienestar de los menores están preocupados porque estos niños “terminarán en un sistema de bienestar infantil que ya tiene miles de niño en todo el país donde muchos de ellos están tratando de ser reunidos” con sus progenitores y parientes, afirmó Maria L. Quintanilla, fundadora y directora ejecutiva del Latino Family Institute.

En 2016, más de 91.000 niños hispanos o latinos estuvieron en el sistema de guarda tutelar en Estados Unidos, de acuerdo con los datos del gobierno. Los niños hispanos conformaban un poco más de 1 en 5, el 21 por ciento, de todos los niños en guarda tutelar en septiembre de 2016, de acuerdo con los datos disponibles más recientes. Esto significó un aumento comparado con los 10 años anteriores, cuando los niños hispanos conformaban el 19 por ciento de la población en guarda tutelar.

Más de 54.000 menores hispanos ingresaron a guarda tutelar en 2016, con más de 25.000 a la espera de ser adoptados al final del año fiscal. Más de 53.000 salieron del sistema de guarda tutelar ese año porque fueron reunidos con sus padres, adoptados o ingresaron a guarda con otra familia.

En comparación, hubo más de 191,000 niños blancos no hispanos en guarda tutelar en el año fiscal 2016, con aproximadamente 127.000 que ingresaron al sistema, 112.000 salieron del sistema y 51.000 esperaban ser adoptados al final del año fiscal.

En un trabajo de julio de 2017, la titular del departamento de la Universidad Estatal de San Diego, Catalina Amuedo-Dorantes y la profesora de la Universidad de Oxford, Esther Arenas-Arroyo escribieron que el aumento en la aplicación de las leyes de inmigración entre 2001 y 2015 contribuyó al aumento del porcentaje de niños hispanos en guarda tutelar del 15 al 21 por ciento.

Villasana dijo que es raro que las agencias de guarda tutelar no irán más allá para encontrar a las familias que viven en México o Latinoamérica para niños que ya están en el sistema de guarda tutelar.

“Estos niños inmigrantes serán ubicados en el mismo sistema discriminador que discrimina a los niños latinos porque sus parientes tienen la mala suerte de estar en la frontera sur”, dijo Villasana. “Hay individuos que no pagarán para traer a alguien que hable español, entienda el español, pueda leer en español y conozca el país y sepa cómo proceder respecto de este tema, y así tome un teléfono y haga este trabajo”.

Hay algunas personas que lo harán, pero “estamos hablando de las excepciones más que de la regla”, agregó. “La regla primera para los Estados Unidos es que esos niños no van a ir a ningún lugar”.

Buscar una familia sustituta

Si terminan en el sistema de guarda tutelar, los trabajadores sociales estarán preocupados por tratar de ubicarlos con familias, dado que saben que los niños vinieron a los Estados Unidos con parientes o para quedarse con familiares que podrían no querer correr el riesgo de ser deportados si reclaman por ellos, afirmó Quintanilla.

“Yo sería muy, muy cautelosa acerca de trabajar con un niño que sabemos, de hecho, que tiene una familia,” dijo. “¿Por qué querríamos ubicarlo con otra familia, una familia no relacionada, cuando el único delito es la política de tolerancia cero del gobierno (impedir que los parientes reclamen por los niños)?” Los temas culturales también entran en juego ya que los niños se encuentran en un ambiente no familiar después de ser separados de sus padres, posiblemente en hogares donde no se habla su idioma materno, dijo Quintanilla.

“Es difícil para cualquier niño ser separado de sus padres, independientemente de cuáles sean las circunstancias. Pero si te ubican en una casa que no se parece a la tuya, que no tiene los olores familiares, que no tiene los rituales familiares, todo esto se agrega a la pérdida para estos niños”, afirmó.

Por Jesse J. Holland, de Associated Press

Fuente: Clarín

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