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Fernando Almeida, el niño de 13 años que sufría una «miocardiopatía dilatada por influenza B murió ayer en un nosocomio pediátrico de Corrientes, según informaron medios locales. Su familia viajó desde esa provincia hacia el Hospital Garrahan para que sea tratado. Sin embargo, los médicos que evaluaron su caso sostuvieron que por su «diagnóstico», «condición social y familiar», el menor no reunía «los criterios para ingresar en la lista del trasplante cardíaco del Incucai».

Desde el Hospital Juan Pablo II de la capital de la provincia de Corrientes, donde inicialmente estuvo internado, lo derivaron al prestigio hospital infantil de alta complejidad, en Buenos Aires, con el objetivo de iniciar un tratamiento que le permitiera ser trasplantado de corazón. Sin embargo, el caso genero incertidumbre y polémica luego de que se difundiera un informe en el que se informaban los motivos por los que se le negaba el trasplante que necesitaba para vivir.

La directora médica ejecutiva del Hospital Garrahan, Josefa Rodríguez, había informado en un comunicado que la decisión de ingresar o no a algún niño en la lista de espera está basada en «estándares de evaluación internacionales y en la experiencia del Garrahan».

El adolescente era el segundo de siete hermanos de una familia cuyo sostén es el padre, que trabaja como albañil y hace changas. «Mi esposo no pudo venir a acompañarnos hasta Buenos Aires porque estaba en una obra y no puede dejar de trabajar porque si no, no comemos», había dicho la madre de Almeida en declaraciones, dos semanas atrás. «Estamos agradecidos por todo lo que hicieron los doctorcitos y nos volvemos a casa con la esperanza de un milagro que le salve la vida a nuestro hijo», declaró la mujer tiempo atrás.

Fuente: La Nación