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BARCELONA.- «¡Dale Éver! ¡Buenaaaa!». Los gritos del profesor Jorge Desio contrastan con el silencio dominical del barrio Sant Joan Despí. Únicos habitantes de la amplia Ciudad Deportiva Joan Gamper del Fútbol Club Barcelona, los jugadores de la selección argentina encienden sus motores en la cancha número 7 al compás de las indicaciones del preparador físico, ya con el Mundial Rusia 2018 en la otra esquina. Escucha el estímulo Banega y también los otros 11 que lo acompañan en el primer contingente de futbolistas: Javier Mascherano, Lucas Biglia,Nicolás Otamendi, Federico Fazio, Cristian Ansaldi, Gabriel Mercado, Marcos Acuña, Marcos Rojo, Giovani Lo Celso, Eduardo Salvio y Nicolás Tagliafico.
Conforman el grupo de jugadores de corte defensivo del plantel, listos para hacer un ejercicio contra los sparrings, que esperan su momento al otro lado de la cancha. En el medio de los dos observa Jorge Sampaoli, los brazos cruzados y una pelota debajo de su suela zurda. Él llevará adelante un trabajo táctico. Pero mientras el calentamiento avanza, una camiseta azul llama la atención entre las 12 blancas: es la de Lionel Scaloni, integrante del cuerpo técnico, que se mueve como uno más.
Retirado del fútbol hace dos años, el rosarino luce físicamente como cualquiera de los que juegan a dos toques, mientras dos que están en el medio intentan cortar los pases. Cumplió 40 años en mayo, y vive esta experiencia con la intensidad del futbolista que surgió en Newell’s y transitó 17 temporadas en Europa. Reside en Mallorca con su mujer y sus dos hijos, aunque el llamado de Sampaoli para sumarse a su cuerpo técnico lo hace viajar más de lo que lo hacía antes a la Argentina. Este producto de la generación Pekerman -fue campeón mundial Sub 20 en Malasia ’97- es el más cercano al plantel; es el único del staff técnico al que los 23 de la nómina mundialista pudieron haber visto jugar en el primer nivel. De hecho, Mascherano y Lionel Messi fueron compañeros suyos en el Mundial de Alemania ’06. El primero de ambos, el único de Scaloni.
Messi, justamente, puso la nota en el segundo tramo de la práctica, cuando ingresaron los delanteros y el grupo anterior se fue a elongar. Se trató de dos trabajos: uno de movimientos en ataque contra los sparrings y otro de definición contra los tres arqueros, que fueron rotando. En esa última parte, hubo un remate del capitán que hizo inútil la estirada de Willy Caballero: zurdazo, palo y gol. Otro para la colección de videos de la AFA, que lo compartió en sus redes sociales.
De regreso al hotel de concentración, el plantel almorzó y luego quedó libre, listo para que cada uno decida qué hacer por un buen rato. Es que Sampaoli les dio la posibilidad de que se vayan y regresen recién mañana a la noche, para la cena. Así, varios tienen la posibilidad de encontrarse con sus familias: las que vinieron aquí a visitarlos -como la de Agüero- y las que viven cerca -como las de Fazio y Mercado, que pueden irse a Sevilla-. Otros, claro, aprovecharán para caminar por Barcelona. El martes a la mañana la pelota volverá a rodar, con el escudo de este club gigante de fondo, en la cancha 7. Donde la selección cocina su ilusión rusa.
