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Aprender a bucear. Es por ahora la única alternativa posible para que 12 chicos y su entrenador de fútbol puedan abandonar la cueva en la que están atrapados desde el 23 de junio, en Tailandia. Para eso, ya comenzaron las lecciones aceleradas de aprendizaje de natación y buceo.

«Para empezar, más que enseñarles a bucear, hay que tratar de contenerlos psicológicamente. Llevan muchos días en un lugar sin luz, donde están encerrados, y tienen que pasar por debajo del agua», explicó a TN Juan Rodriguez, instructor del Centro de Estudio del Buceo.

«Ya empezamos mal. Enseñarles a bucear no sería tan difícil como la condición donde se encuentran», señaló Rodriguez.

«El problema es que la cámara genera mayor claustrofobia que respirar con un regulador en la boca», señala Rodriguez. Esta segunda opción, el regulador, es un equipo que se pone en la boca y a través de una manguera llega el aire que va desde un tanque o directamente desde un compresor.

Dentro de la cueva, las aguas son turbias. Se estima que los buzos van a hacer un recorrido, con un cable, que les permita a los chicos poder guiarse para salir. Como el lugar es muy angosto, el rescatador no podría ir junto con el rescatado. Tiene que pasar primero el rescatador y después el chico.

En base a su experiencia durante las clases, Rodríguez cuenta que «los chicos en general son mejores que los grandes. Si les gusta nadar, no hay problemas». Sin embargo, se trata de una situación extrema. «Hay que ver qué condiciones tiene cada uno de los chicos. Algunos de ellos no saben nadar», concluye el experto.

El grupo fue encontrado la noche del lunes en una isla de terreno seco a unos cuatro kilómetros dentro de la caverna y tras nueve días de intensa búsqueda en la que participaron más de 1.300 personas. Según la versión oficial, los 13 se internaron en las galerías el pasado sábado 23 de junio tras un entrenamiento de fútbol, cuando una súbita tormenta comenzó a inundar la cavidad y les cortó la salida.

Fuente: Clarín