«Maduronazo», el paquete de medidas económicas que causa desconcierto en Venezuela

Este sábado, día de hacer las compras y el mercado semanal, fue diferente para los venezolanos porque sintieron en carne propia la desolación y el desconcierto por el paquetazo de medidas anunciadas por el presidente Nicolás Maduro en este viernes “negro”, que les pareció más oscuro que una noche sin luna. El impacto del “maduronazo”, como ya […]



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Este sábado, día de hacer las compras y el mercado semanal, fue diferente para los venezolanos porque sintieron en carne propia la desolación y el desconcierto por el paquetazo de medidas anunciadas por el presidente Nicolás Maduro en este viernes “negro”, que les pareció más oscuro que una noche sin luna.

El impacto del “maduronazo”, como ya lo califican en la calle, más que neoliberal viniendo de un régimen que se define socialista como el chavismo, según los analistas, se sintió de inmediato en la actividad comercial este fin de semana, que se presentó más deprimida de lo usual.

Muy pocos comercios abrieron sus puertas, solo el 25% de los supermercados y farmacias, lo que mostró un ambiente de desolación con gente haciendo compras nerviosas como si se prepararan para vivir una confrontación bélica.

Y es que Maduro anunció un incremento del salario mínimo a 1.800 bolívares, 35 veces más alto que el actual, que equivale a medio “petro” (6.000 bolívares equivalente a 1 dólar), una criptomoneda que nadie reconoce, pero que el régimen se empeña en tomar como referencia porque la economía chavista está anclada a esa nueva moneda a partir del lunes 20 de agosto.

Los venezolanos no acaban de asimilar el enredo y confusión en que les ha sumido el régimen de Maduro. Su mayor preocupación es abastecerse de los productos básicos este fin de semana y esperar a ver qué va a pasar la próxima. La percepción de gran parte de los ciudadanos es que todo va a empeorar con el “maduronazo”.

En el mercadillo de Los Palos Grandes, el coordinador de los mercados municipales de Chacao, Ervin Paniz, mostraba el impacto de los anuncios: “Aquí tenemos solo el 25% de los comerciantes que vinieron este sábado. Estamos sorprendidos de la desmotivación de los usuarios y eso marca el rumbo que tendrá el país que es de mayor miseria y pobreza”, señaló a Clarín.

El funcionario Paniz lamenta que las medidas anunciadas pongan en riesgo los puestos de trabajo. “Si las empresas van a cerrar entonces vamos a perder nuestro empleo porque no habrá empresa que pague los impuestos en el municipio. ¿Y qué vamos a comer?”, se pregunta preocupado.

A diez metros del funcionario municipal, Lisan Toledo, abogada de 39 años, estaba haciendo fila para pagar con su tarjeta una pequeña compra de café molido. “Esto es una locura. He tenido que cerrar mi tienda de electrodomésticos porque no puedo pagar a mis empleados el incremento salarial anunciado por Maduro. Le dije a mi marido que cerrara para vender los últimos artefactos en la página del mercado libre”, contó.

Lisan Toledo no sabe cómo enfrentar las medidas de Maduro. “Veremos qué podemos hacer, por ahora me resuelvo con la redacción de algunos documentos como abogada que cobro en dólares”, señala.

A su lado en la fila para pagar estaba Alejandro Pérez, un administrador de 58 años, que sostiene que el paquete de Maduro no se puede aplicar porque “el país está quebrado y lo que va a producir es más hambre y pobreza. No hay producción ni fuente de ingreso y lo que promete el mandatario de subsidiar por 90 días a las Pymes con la diferencia del aumento salarial es otra mentira más de Maduro”.

Pérez se pregunta de dónde va a sacar el comerciante para pagar el IVA que aumentará de 12% a 16% si el régimen prohíbe trasladar los impuestos al precio de los productos. “Tampoco podemos trasladar a los precios el incremento salarial, entonces, ¿quién va a pagar eso?”, se queja.

El régimen ha prometido pagar la diferencia salarial a las Pymes por espacio de 90 días. Sin embargo, dice el administrador Pérez que “nadie cree en esas promesas porque el gobierno nunca ha pagado ni ha reembolsado el dinero de los contribuyentes. Así que creo que estas medidas acabarán por quebrar a las empresas, lo que se traducirá en más hambre para la población”.

Jesús Valdés, comerciante de 23 años, vende el café Biscucuy de los Andes. Sus previsiones no son alentadoras. “Esto es caótico, no hay quien pueda asumir el ajuste salarial, es imposible mantenerlo. La próxima semana se verán las empresas quebradas y cerradas. El desempleo será atroz. El gobierno está provocando mayor descontento social que se va a traducir en protestas en la calle y huelga general. No hay otra”.

La percepción es que Maduro está jugando con fuego con su paquetazo. Familias enteras de mujeres jóvenes con 4 y 5 niños en los brazos deambulan por los pocos comercios que todavía permanecen abiertos, mendigando un poco de pan y comida, cuando no están escarbando en la basura.

La gente está muy descontenta, desolada y deprimida, un cóctel social explosivo que puede estallar en cualquier momento.

Fuente: Clarín

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