No Banner to display
La sangre sigue brotando a borbotones en México durante la etapa previa a los comicios presidenciales del 1° de julio y, en apenas 12 horas, fueron asesinados cuatro candidatos en tres estados. Con estas, suman 105 los políticos muertos en ataques durante el actual proceso electoral iniciado en septiembre pasado, entre ellos 40 precandidatos o candidatos, según recuentos independientes, cuando falta menos de un mes para la votación.
La guerra contra el crimen lanzada en 2006 por el entonces presidente Felipe Calderón, con apoyo de las Fuerzas Armadas, causó hasta ahora un balance atroz de más de 200.000 muertos, unos 33.000 desaparecidos y 335.000 desplazados, según cifras oficiales. Este proceso electoral se da en medio de una ola de violencia que dejó 29.000 muertos en 2017, la cifra más alta en 20 años.
En el estado de Oaxaca, sureste del país, la fiscalía estatal informó que Pamela Terán Pineda, candidata del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) a segundo concejal y regidora con licencia en Juchitán, fue asesinada junto con su chofer y su fotógrafa. Los hechos ocurrieron también entre las 2 y 3 de la madrugada del sábado cuando la aspirante y sus colaboradores fueron atacados a balazos al salir del Bar Jardín, en el centro de Juchitán. Una de las hipótesis es que los agresores actuaron por venganza, pues la candidata era hermana de Juan Terán, jefe de una célula criminal en la zona del Istmo de Tehuantepec, implicado en secuestros, homicidios, trasiego de drogas y robo de combustible.
Al menos 89 millones de ciudadanos deberán sufragar el 1° de julio por un presidente, 128 senadores, 500 diputados federales y 9 gobernadores, entre 3.600 cargos en disputa, pero el principal “elector” parece ser el crimen organizado, quien decide de antemano no sólo quién será el ganador, sino quién compite y quién no.
Según el periódico Excélsior, como consecuencia de la escalada de asesinatos de políticos, al menos un millar de candidatos a diversos cargos han renunciado a seguir en la competencia, mientras crecen amenazas contra numerosos aspirantes, que se preguntan si vale la pena correr el riesgo de continuar.
Fuente: ANSA y Clarín