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Con alguna morosidad en las formas, y con los efectos todavía perceptibles del turbión financiero que provoca un replanteo de las metas fiscales, entre otros ajustes de gestión, toda la representación orgánica de la UCR de la provincia de Buenos Aires salió a respaldar al gobierno, que reconocen como propio, y propone que “frente a las dificultades” este momento político se requiere “unidad, convicción y compromiso”.

El documento entregado a la prensa no lleva las firmas de las autoridades partidarias, pero menciona el acompañamiento del Comité Provincia, que preside el vicegobernador Daniel Salvador, y a partir de ese ámbito representativo se escalonan después la Convención, los diputados nacionales por la Provincia (el radicalismo no tiene senadores), los bloques partidarios de la Legislatura y la Juventud Radical.

Es un pronunciamiento que aguardaban desde el macrismo, y alguna charla informal de un funcionario de primera línea del gabinete de María Eugenia Vidal contribuyó con la expresión comprometida de los radicales. Representa una señal de aparente homogeneidad de criterio que tapa algunas voces discordantes dentro de la UCR, sobre todo a partir del anuncio de acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI) para asistencia crediticia, que podría completarse -en forma de stand by- a fines de junio o principio de julio.

El abordaje preliminar señala que “el escenario complejo de la economía argentina de las últimas semanas puso blanco sobre negro las reacciones y posiciones que definen las posibilidades de nuestro país”.

Instalan los responsables del mensaje una antinomia repetida entre racionalidad política (el oficialismo, acompañado moderadamente por algún sector de la oposición) y resabios del kirchnerismo, más expresiones de movimiento sociales, asociados a radicalidad de izquierdas.

“Hubo dos actitudes que surgieron con evidencia: la que se fundamentó en el país real con datos duros de su economía, frente a la que postula un país de fantasía como el que propone el populismo con absoluta negación de la realidad nacional, sin asumir su responsabilidad histórica frente a la misma”, sostienen en la primera definición.

Luego, van al punto: “Así fue que el gobierno enfrentó la crisis con decisión y tomó las medidas que permitieron restituir la confianza en la Argentina”. Sucede a otras voces, como el presidente de la Convención Nacional, Jorge Sappia, quien ponderó la decisión presidencial de convocar a un gran acuerdo nacional. Ni siquiera se reparó en el término. Hace 46 años, el entonces ministro del Interior, Arturo Mor Roig, impulsó el “Gran Acuerdo Nacional”, basado en el proyecto La Hora del Pueblo, en procura de una salida electoral al gobierno militar de Alejandro Agustín Lanusse. Nada tiene que ver este contexto histórico, con aquellos recovecos del golpismo. Ni la violencia de los tiempos; Mor Roig fue asesinado por Montoneros el 15 de julio 1974.

Fuente: Clarín