El gobierno anunció que, en base a cifras del Indec, la pobreza bajó al 25,7 por ciento en el segundo semestre de 2017, lo que representa una caída de 2,9 por ciento en relación al primer semestre de ese año y una variación del 4,6 por ciento interanual.

El dato oficial dice que, en el segundo semestre de 2016, la pobreza era del 30,3 por ciento, estimado en 13,3 millones de personas, mientras que la indigencia se situaba en 6,1 por ciento de la población; es decir, 2,6 millones de personas. Según estas mismas cifras, en el lapso de un año 1,9 millones de personas salieron de la pobreza y 500 mil dejaron de ser indigentes.

«Estamos en el buen camino. Por eso los convoco a seguir trabajando juntos y que estos nuevos datos nos sirvan para entender que el camino que emprendimos tiene una meta única y clara: reducir la pobreza», dijo el presidente Mauricio Macri. En el anuncio estuvo acompañado por los ministros Carolina Stanley (Desarrollo Social), Jorge Triaca (Trabajo), Alejandro Finocchiaro (Educación) y el titular de la Anses, Emilio Basavilbaso.

Esto es una noticia que le cae como anillo al dedo al gobierno. El anuncio se realizó el mismo día en el que el ministro de Energía Juan José Aranguren anunció aumentos en las tarifas de gas. Pero además, le permitió despejar algunas dudas después de las críticas de la oposición por el rumbo económico y la tasa de inflación, que siguen estando por encima de lo proyectado.

Sin embargo, la estadística anunciada tampoco garantiza una tendencia. Según el mismo informe del Indec, la tasa del 25,7 es producto de una suba en el tercer y cuarto trimestre. Es decir, que bajó y luego volvió a subir. Además, la canasta básica tomada como referencia para fijar la línea de pobreza es de 5130, lo cual algunos economistas cuestionaron por su bajo valor.