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Son esos partidos en que a Diego Simeone le fluye la sangre de principio a fin, más que en cualquier otro duelo. El entrenador del Atlético de Madrid vivió intensamente la victoria por 2 a 0 ante Juventus, en el partido de ida de los octavos de final de la Champions League. Sobre todo porque su apuesta desde el banco de suplentes le salió bien, más allá de algunas decisiones arbitrales que él consideró injustas.

El Cholo se frustró al ver cómo el árbitro le anulaba un gol a Álvaro Morata vía VAR, pero después estalló con los tantos de los uruguayos José Giménez y Diego Godín. Fundamentalmente, el entrenador argentino perdió la compostura en la celebración del gol de Giménez, que abrió el marcador: se acomodó su zona íntima de forma ostensible y se dirigió a los hinchas del Atlético que ocuparon las tribunas del Wanda Metropolitano.

Más tranquilo después del partido, el entrenador explicó: «¿El gesto? Y la verdad que lo sentí, porque poner a (Diego) Costa y a Koke después de un mes y medio que no jugaban, había que tener huevos. Y los puse, y salió bien. Ya lo he hecho en alguna oportunidad de jugador».

En su época de futbolista, Simeone había ensayado ese gesto obsceno defendiendo la camiseta de Lazio, en su largo período como protagonista del Calcio. Ahora, el DT palpita la posibilidad de acceder a los cuartos de final de la Champions League, en busca del primer gran trofeo europeo para el club colchonero. Respecto de la serie ante Juventus, mencionó: «Aún la eliminatoria no terminó, así que todavía hay partido por competir y seguramente nos tocará sufrir ante un gran rival. Es un equipo con grandísimos futbolistas».

El técnico argentino sigue confiando en que el VAR mejore, a pesar de no salir satisfecho con la acción de Morata: «Esperemos que el VAR se ajuste y ayude a todos, pero si quieren creer que un jugador de 1 metro 87 se puede caer de esa manera, créanlo».

Fuente:

La Nación