La autora de «Posdata, te quiero» pasea su romanticismo por Buenos Aires

"Muchos piensan -aclara sentada en el sillón del bar del hotel en el que se aloja- que las historias que escribo tienen que ver con mi vida y no es así", señala la escritora Cecelia Ahern.



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Diminuta, pausada al hablar y con unos ojos celestes que brillan de emoción al recordar cada uno de sus trabajos, la escritora y periodista iralandesa Cecelia Ahern (Dublín, 1981) llegó por primera vez a la Argentina para presentar dos novelas en la Feria del Libro y mantener una serie de encuentros con sus fanáticos.
«Escribo desde que era chica», asegura a Télam la autora del libro «Posdata, te quiero», bestseller en Irlanda, Reino Unido, los Estados Unidos, Alemania y Holanda, y que se vendió en más de cuarenta países cuando ella tenía apenas 21 años.
«Era una forma de poder determinar qué me pasaba en la cabeza. Siempre tenía mis pensamientos muy activos. Escribía canciones, poemas, cuentos. Lo hacía naturalmente, siempre tenía un libro entre mis manos», recuerda Ahern, hija del primer ministro de Irlanda Bertie Ahern.
«Cuando comencé a escribir mi primer libro lo hice para mí, no con el fin de darlo a conocer. La única que lo leía era mi mamá. Ella me alentaba a continuar con la escritura y cuando terminé me dijo: ‘tenés que publicarlo’. Se lo presenté a un agente y eso me cambió la vida por completo», sostiene la creadora de «Donde termina el arcoiris».
«Muchos piensan -aclara sentada en el sillón del bar del hotel en el que se aloja- que las historias que escribo tienen que ver con mi vida y no es así. Cuando escribo, reflejo sentimientos que me atraviesan en un determinado momento pero no soy el personaje, ni cuento una situación personal».
«Posdata…» cuenta la historia de una mujer que recibe una serie de cartas que le dejó su marido al fallecer y que la acompañarán a lo largo de sus días. «Ella se sentía pérdida y no sabía cuál era su identidad y yo compartía esos sentimientos. A ella las cartas de su marido la ayudaban a encontrar la salida, y yo la encontré al contar esa historia. Las dos tuvimos un final esperanzador», sostiene.
Ahern presentará sus libros hoy a las 16 en la Sala José Hernández de la Feria del Libro, y a las 17.30 firmará ejemplares en el stand de ediciones B (Stand 1023 del Pabellón Verde).
– Télam: ¿Por qué los finales de tus trabajos son siempre felices?
– Cecelia Ahern: Me gusta escribir finales felices. Casi siempre mis trabajos los comienzo desde un lugar de tristeza y oscuridad, por eso me gusta llevarlos a un lugar de luz. Debo aclarar que no me gustan los finales felices donde está todo divino y brillante. Creo que un verdadero final felíz es cuando uno de mis personajes se levanta y dice: «hoy puedo hacerme cargo de mi vida».
– T: ¿Qué opinión te merece la explosión de un género que por años estuvo oculto por las mismas lectoras por vergüenza?
– C.A.: Me parece maravilloso que esos años hayan quedado de lado. Siempre fui un gran lectora de novela romántica, aunque no me gusta encasillar a la literatura. Me gusta leer todo lo que sale publicado. En mi caso, me gusta escribir sobre el amor porque me encanta narrar hechos de la vida cotidiana y estoy convencida de que somos en función de las relaciones que mantenemos a lo largo de nuestra existencia. Escribí 15 novelas y no todas tienen que ver con el género romántico, sino sobre relaciones de amor que no siempre son entre pareja.
– T: ¿Cuál es la crítica que buscabas llevar adelante en tu libro «Memoria de cristal»?
– C.A.: El hecho de vivir en una sociedad muy prejuiciosa. Nos pasamos la vida señalando con el dedo al otro, se nos va la vida en juzgar a los demás, sea en la cara o en la redes sociales. No sirve de nada marcar los errores del otro. No nos permitimos ni le permitimos al otro quitarse las etiquetas.
– T: ¿Cómo fue que se te ocurrió escribir esa historia?
– C.A.: Hace un tiempo escribo una serie de cuentos titulados «La mujer que…». Esta se iba a llamar «La mujer que perdió las bolitas (canicas)» que en realidad es todo un juego de palabras (en inglés) que hace referencia a perder la cordura. La protagonista es una mujer, Sabrina Boggs, quien no está pasando un buen momento y además tiene a su padre internado por un ACV. Un buen día se encuentra con esas bolitas, que en realidad eran de su padre, y comienza a relacionarse con él de otra manera. Padre e hija comienzan a desandar un camino de secretos. Así que un simple juguete cobró otro significado no solo para la vida del personaje sino también para mi historia, que pasó de ser un cuento a la novela que ahora presento en la Feria del Libro.
– T: ¿Una recomendación para las mujeres que quieren pero no se animan a escribir?
– C.A: Que escriban con su propia voz. Muchas personas tratan de imitar la escritura de un autor que admiran y fracasan. Si escriben desde lo más profundo de su corazón tendremos una voz única.

Fuente: Télam