Juicio a Julieta Silva: “Las pruebas demuestran que tuvo intención de matarlo, esperamos la perpetua”, dice el padre de Genaro Fortunato

“Con las pruebas que hay en su contra, que se pida la absolución de Silva me parece una locura. Esperamos la perpetua”, dice Miguel Fortunato, el padre del rugbier Genaro Fortunato (25), atropellado por su novia Julieta Silva (30) a la salida de un boliche en San Rafael. Este lunes a las 10 de la mañana será la sentencia en […]



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“Con las pruebas que hay en su contra, que se pida la absolución de Silva me parece una locura. Esperamos la perpetua”, dice Miguel Fortunato, el padre del rugbier Genaro Fortunato (25), atropellado por su novia Julieta Silva (30) a la salida de un boliche en San Rafael.

Este lunes a las 10 de la mañana será la sentencia en los tribunales del sur mendocino y la familia de la víctima espera el final con desconcierto. Hay dudas sobre cuál posición ponderará el tribunal, Rodolfo Luque, Julio Bittar y María Eugenia Laigle, que juzga a Silva por haber matado con su auto a Genaro, después de discutir en el boliche Mona Bar, el 9 de septiembre del año pasado. Las opciones penales van desde la absolución, que solicitó la defensa, a 14 años por la atenuante de la emoción violenta del pedido del fiscal, y la prisión perpetua o 20 añossi se considera homicidio doloso (con intención de pisarlo) del abogado de la familia Fortunato. Tanto el fiscal como la querella piden que Silva deje de gozar del beneficio de prisión domiciliaria.

“No se qué esperar. Esto es como si voy a un médico con análisis clínicos, ecografía, tomografía y todos los estudios y me dice que estoy a dos días de morirme; pero con los mismos estudios, otro médico me dice que estoy perfecto. ¿A cuál hay que creerle?”, se pregunta Miguel Fortunato, ingeniero y docente de Mecánica en la Universidad Tecnológica Nacional.

Repasa el momento en el que Silva atropelló a su hijo. Llovía. La mujer salió en su auto y dejó tirado boca a bajo a Genaro que segundos antes golpeaba la ventanilla para subirse al vehículo. Condujo 150 metros y dio un giro en U. Volvió por la misma calle donde estaba Genaro y le pasó por encima a un cuerpo que estaba en medio de la calzada. No frenó hasta que 9,5 metros más adelante, advirtió las señas del cuidacoche (principal testigo) que le indicaba que había atropellado a la persona con la que estuvo discutiendo en el estacionamiento, mientras ella aseguraba que «no lo vio» y que creyó haber pisado un pozo.

«Los jueces son neófitos por más que se lo expliquen, hay aspectos técnicos que cuesta que comprendan», dice Fortunato, con razonamiento matemático. Y sospecha de pruebas que aparecieron una vez que participó del caso el abogado defensor Alejandro Cazabán, ex ministro mendocino. “La prueba de los vidrios empañados del auto de Silva por la lluvia, apareció primero en el Poder Judicial de Mendoza (capital) en vez de San Rafael”, remarca. De todos modos, el padre de la víctima mantiene sus esperanzas en la Justicia: “Le tengo fe a este tribunal, tengo que creer que el sistema funciona”.

Reconoce que con su familia pensaron que “iban a darle perpetua a Silva porque son muchas las pruebas que demuestran que hubo intención de pisarlo y es evidente que actuó con premeditación y frialdad una vez que lo había matado”. Silva nunca se acercó al cuerpo de su novio y después de bajarse del auto para reclamarle las llaves del vehículo al trapito que se las quitó para que no escape, volvió a sentarse en su auto. Fue entonces cuando pidió ayuda, primero al 911, luego a su ex marido Pablo Tabanera (padre de sus dos hijos de 6 y 11 años) y a su amiga y entrenadora Silvia Ballarini, alias Pola.

El fiscal Guzzo, quien días antes había planteado la existencia de un homicidio agravado por el vínculo y se destacaba su pedido de prisión perpetua para Silva, benefició a la acusada con la calificación de homicidio agravado por el vínculo bajo un estado de emoción violenta. Redujo de 35 a 14 años la condena, según prevé el artículo 82 del Código Penal.

Guzzo sostiene que Silva perdió el pleno dominio de su capacidad reflexiva y una disminución de sus frenos inhibitorios y bajo esa circunstancia arrolló a Genaro. “Silva no estaba cansada, estaba enojada”, dijo el fiscal. “¿Qué pasó en esos 200 metros en los que se fue, volvió y atropelló a Genaro? No sé”, agregó. Pero para el abogado defensor la emoción violenta no viene y se va en pocos segundos. “No hay indicios que indiquen tal cosa emocional”, dijo Cazabán.

La familia Fortunato se niega a aceptar una posible sentencia por absolución o por el homicidio accidental. “No puedo perdonar a esta mujer”, dice Miguel. Subraya que en 15 días la condena social a la asesina de su hijo pasará: “Ya nadie se acordará de Genaro ni de este caso, pero seremos nosotros los que hemos perdido lo que tanto amábamos”.

Polémica por la domiciliaria

El 31 de octubre, casi dos meses después de haber atropellado y matado a su novio, Julieta Silva recibió el beneficio de la prisión domiciliaria por parte de una Cámara Penal que bajó la imputación inicial de homicidio agravado por el vínculo y alevosía, a homicidio culposo (accidental) u homicidio con dolo eventual (intención de pisarlo). Entonces los jueces consideraron que era una mujer sin antecedentes, madre de dos hijos en edad escolar y que no había riesgo de fuga.

Silva buscó un nuevo domicilio, una casa en calle San Lorenzo 747 de la ciudad de San Rafael, a 10 cuadras, del Palacio de Tribunales donde es juzgada por la muerte de Genaro Fortunato.

A la familia de la víctima y a los periodistas que cubren el juicio, les llamó la atención que Julieta se mueva sin custodia policial. Sale de su domicilio caminando, sube a al auto de alguna amiga que la deja en el estacionamiento de tribunales. Desde allí va caminando, acompañada por sus familiares y amigos, hasta la sala de debates. Ha ido vestida con calzas, botas y en varias ocasiones no llevaba puesta la tobillera de monitoreo magnético que usan los presos domiciliarios, destaca un periodista de San Rafael que ha seguido las tres semanas del juicio.

“Me parece una burla. Como sale de su casa. Viene con dos amigas en su auto y me la he cruzado de frente, caminando como si nada le ocurriera, en el ingreso a tribunales”, se queja Miguel Fortunato. La respuesta que le ha dado la Fiscalía a la familia de la víctima es que,Silva no lleva custodia por “un problema de ahorro del sistema penitenciario”. Luego, en la sala de debate, hay una policía cerca de la acusada para proteger su integridad.

El fiscal Guzzo le solicitó al Tribunal que, al momento de dictar la sentencia, la acusada «deje de manera inmediata los alcances de la prisión preventiva en la modalidad domiciliaria y ordene la internación en un establecimiento carcelario».

Fuente: Clarín

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