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Todos sentimos ansiedad ante las incertidumbres de la vida.Nos da miedo ponernos enfermos o perder a seres queridos. Esta emoción es normal y se puede considerar que desempeña una función en nuestra capacidad de adaptarnos a lo que nos sucede.
Pero para muchos de nosotros, la ansiedad deja de ser razonable y no obedece a la lógica, nos domina y nos hace vulnerables. Entonces, nos cuesta conciliar el sueño o concentrarnos. Nuestra mente se aferra a pensamientos de los que no logramos distanciarnos. La ansiedad aparece sin avisar y de repente el pánico se cierne sobre nosotros.
Los trastornos de ansiedad se diferencian de la ansiedad normal por la presencia de varios síntomas intensos, duraderos, que generan un verdadero malestar y entorpecen la vida diaria, el trabajo o los momentos de ocio.
Los estudios han demostrado que los trastornos surgen en los adultos jóvenes (personas de 18 a 35 años) y a veces incluso en niños (ansiedad por separación, fobia social.). Tras un periodo de estabilidad en la mediana edad, se observa un nuevo repunte a partir de los 65 años.
Todos los estudios indican que la ansiedad afecta al doble de mujeres que de hombres.
La ansiedad parece ser más frecuente en ciudades que en entornos rurales. Esto se atribuye al estrés de las ciudades relacionado con la urbanización. La contaminación también podría desempeñar una función en el sistema neurobiológico de la ansiedad.
Fuente: La Nación