Habló el sospechoso del crimen de Anahí Benítez y apuntó a un presunto cómplice: «Estuve con alguien»

Marcelo Villalba, cuyo ADN se encontró en los restos de la adolescente, admitió ante las fiscales que existe un secuaz, pero no dio más datos



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Marcelo Villalba se convirtió en las últimas horas en el principal sospechoso del crimen de Anahí Benítez, después de que se encontrara su ADN en el cuerpo de la víctima de 16 años. El hombre, que habría abusado de la chica antes de asesinarla, volvió a declarar este viernes ante las fiscales del caso. El encuentro fue breve, y si bien el detenido no confesó el crimen, reconoció que estuvo con Anahí junto a un cómplice. «Yo estuve con alguien», les dijo a Verónica Pérez y Fabiola Juanatey, y luego se hundió en el silencio; dijo que no volvería a hablar hasta que apareciera su abogado defensor.

El caso Anahí dio un giro el martes 30 de agosto cuando las pruebas de ADNhechas a partir de los restos de semen hallados en los análisis sobre el cadáver de la víctima vincularon a Villalba (40) directamente con el crimen. Hasta ese día, el hombre estuvo detenido desde el 16 de agosto pero acusado de «encubrimiento agravado», luego de que la Policía encontrara el teléfono celular de la adolescente en manos de su hijo.

Con las pruebas genéticas, Villalba quedó acusado por las fiscales por la privación ilegal de la libertad, el homicidio agravado (femicidio) y el abuso sexual. De ser hallado culpable, podría recibir una condena a prisión perpetua.

La Justicia busca ahora al cómplice del acusado. La hipótesis de que hubo más de una persona involucrada en el asesinato no es nueva. Las fiscales siguen esa línea desde las primeras testimoniales. Hubo tres jóvenes que declararon haber visto pasar a una chica con los rasgos de Anahí, que caminaba como si estuviera «fisurada» y que era seguida por dos hombres.

En la ampliación de la declaración indatagoria, Villalba no dio más datos ni especificó si la otra persona con la que estuvo es Marcos Bazán (34), el otro detenido. No obstante, ambos sospechosos ya dijeron ante la Justicia que no se conocen.

Las fiscales creen que Anahí pudo haber sido abusada bajo amenazas o los efectos de algún narcótico, en un estado de shock producto de un golpe o por alguna sustancia. En ese sentido, nuevos análisis revelaron que la víctima tenía en su estómago altas dosis de diazepam, un ansiolítico que puede inhibir la actividad física y producir un letargo en la reacción.

Villalba fue detenido el 16 de agosto después de que los investigadores detectaran el encendido del teléfono celular que perteneció a Anahí en la casa del padre del sospechoso, en Lomas de Zamora, a unas 10 cuadras del predio Santa Catalina, donde apareció el cadáver de la víctima. El aparato estaba en poder del hijo del acusado, pero el chico, de 17 años, dijo que se lo regaló el padre.

Inmediatamente, la Policía fue hasta su casa, no muy lejos de allí, y apresó a Villalba, quien luego declaró que había encontrado el teléfono en una vereda del barrio, que le sacó el chip, le puso uno nuevo y se lo regaló a su hijo. Un rato más tarde de la detención los investigadores hallaron en un terreno baldío lindero a la casa del sospechoso la funda del celular.

No obstante, perros de las fuerzas de seguridad no encontraron rastros de olor de Anahí ni en la casa de Villalba ni en el terreno baldío. Donde sí se encontró el olor de la adolescente fue en la casa de Marcos Bazán, el otro detenido, una vivienda ubicada a 300 metros de la escena del crimen. Eso y el hallazgo de una tijera que pertenecía al mejor amigo de Anahí son las pruebas más contundentes que pesan sobre Bazán, quien desde hace seis días inició una huelga de hambre en reclamo por su inocencia.

Fuente: Infobae