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No fue una revelación sino más bien una confirmación. Los ojos de Gareth Southgate, el entrenador sensación de Inglaterra, se encontraron con lo que esperaba. Estaba sentado en uno de los palcos del Target Center de la ciudad de Minnesota, mirando el encuentro de NBA entre los Timberwolves y los Pelicans, cuando lo asaltó la comprobación. La secuencia sucedió el 3 de febrero de este año. Southgate sabía que uno de los problemas más grandes del seleccionado inglés se podría empezar a solucionar en Estados Unidos. Al día siguiente, el domingo 4, con un objetivo similar presenció el Super Bowl en el que se impuso Philadelphia Eagles. El propósito de la pequeña gira (que había tenido otras anteriores) era estudiar los movimientos de desmarques y cortinas, con o sin pelota, de los jugadores de la NFL y de los basquetbolistas. La investigación no era caprichosa: la estadística marcaba que Inglaterra no había anotado en jugadas de pelota parada en los 72 intentos que realizó en la Eurocopa 2012, la Copa del Mundo 2014 y la Eurocopa 2016. Hoy, ahora en Rusia, Inglaterra es el equipo que mejor maneja las pelotas paradas: anotó por esa vía 8 de los 11 goles que marcó en el Mundial.
Los técnicos roban ideas de la NBA, la NFL y de otros técnicos. Lo afirma siempre Pep Guardiola y lo avala el resto de los entrenadores. Southgate tomó como referencias al Manchester City de Guardiola y al Tottenham de Mauricio Pochettino. Y claro, citó a muchos futbolistas de estos elencos: John Stones, Kyle Walker, Raheem Sterling, Fabian Delph Harry Kane, Eric Dier, Dele Alli, Danny Rose, Kieran Trippier.
Southgate es un técnico inteligente. Ya está en boca de todos, y no por lucir un chaleco de sastre que se vende como nunca en Reino Unido. Entendió que debía imitar muchas cosas de Pochettino y Guardiola. Y analizó que tenía jugadores con un gran poderío aéreo. Viajó a estudiar, se capacitó en ese tema. Y ahí está otra vez Inglaterra, escribiendo la historia con letras grandes.
Fuente: Clarín