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Los dos hombres ingresaron en la sucursal Lomas del Mirador del banco Santander Río a las 14.50, diez minutos antes del cierre. Hicieron la fila y esperaron ser atendidos por un empleado. Pero no eran clientes: eran ladrones que, cuando vieron que un tercer cómplice ya estaba en el área de los cajeros automáticos para impedir el ingreso y la salida de otras personas, sacaron armas de fuego y exigieron que les entregaran el dinero de las cajas de atención al público. El botín fue millonario porque también se apoderaron del dinero que estaba en el tesoro, unos $5.000.000. El golpe duró solo cuatro minutos y medio.

«Cuando los dos delincuentes, que primero simularon ser clientes, advirtieron que su cómplice ya estaba en la zona de cajeros automáticos, sacaron sus armas, redujeron al custodio y le sacaron el botón antipánico. Luego uno de los ladrones saltó a la zona de cajas de atención al público, donde se apoderó del dinero», explicó una fuente de la causa.

Pero no solo se alzaron con el dinero de las cajas. También, según dijeron fuentes judiciales, obligaron al tesorero a abrir la caja fuerte del tesoro, de la que se llevaron poco más de $5.000.000.

Una vez con el dinero en su poder, los tres delincuentes salieron de la sucursal y subieron a un auto que los esperaba pocas cuadras más allá.

Fuente: La Nación