El nuevo escándalo financiero del Vaticano reaviva intrigas e internas

Un escándalo que justo sale a la luz en un momento de gran efervescencia en Roma, a días del sexto consistorio en el que Francisco creará nuevos cardenales, este sábado y de la apertura del sínodo sobre la Amazonia, el domingo



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Por primera vez en la historia reciente de la Iglesia, el martes pasado la gendarmería del Vaticano allanó las oficinas de la «terza loggia» del Palacio Apostólico de la Secretaría de Estado, el ministerio más importante de la curia romana y ombligo del poder de la administración central, en busca de documentos y aparatos electrónicos. Y suspendió en forma preventiva a cinco funcionarios de este dicasterio clave, que estarían involucrados en turbias operaciones financieras inmobiliarias millonarias, realizadas en los últimos años en el exterior, así como en reciclaje de dinero llegado al denominado óbolo de San Pedro, que recolecta las donaciones de todo el mundo.

El Papa, que fue alertado por el Instituto para las Obras de Religión (IOR, el banco del Vaticano) y el Revisor General de estas irregularidades en junio pasado, dio luz verde al inédito operativo porque «quiere ir hasta el fondo», según trascendió. Hoy, en un fiel reflejo de su determinación a hacer limpieza, Francisco designó a Giuseppe Pignatone, ex fiscal general de Roma y destacado ex procurador antimafia, como nuevo presidente del tribunal criminal de la Santa Sede.

Aunque no hay demasiada información sobre el escándalo -revelado por el semanario L’Espresso-, medios italianos, que derramaron hoy ríos de tinta sobre el tema, hablaron de inmuebles comprados por centenares de millones de euros en París, en Londres y en Suiza. El Corriere della Sera escribió sobre un «edificio de lujo en Sloane Square, en el corazón de uno de los barrios más caros de Londres, sobre el que se invirtieron en forma aventurera 200 millones de euros». Además, subrayó la «guerra interna» que se oculta detrás del escándalo, ya que Di Ruzza, yerno de Antonio Fazio, el ex director de la Banca de Italia (el banco central), «era de la cordada relacionada con el cardenal Tarcisio Bertone».

«Nunca pasó algo así en el Vaticano, con un escarnio al mejor estilo Far-West», comentó un monseñor que denostó el trato dado a las cinco personas involucradas «como si se tratara de criminales». En un clima de gran «imbarazzo», palabra italiana traducible como «vergüenza», se comentaba que otra anomalía fue que el cardenal Pietro Parolin, el secretario de Estado y segundo del Papa, se enteró solamente a último momento de los allanamientos realizados el martes.

Fuente: La Nación

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