La razón por la que se realizó esta propuesta es debido a una combinación de factores nacionales e internacionales. Por un lado, el barril de petróleo crudo tiene una cotización actual de 76 dólares, su valor más alto en cinco años. Pero además, la suba de la divisa norteamericana en el país estas últimas semanas y su nuevo piso de 22 pesos hizo que las petroleras plantearan la necesidad de subir las naftas un 12 por ciento.
La propuesta, que no surgió por iniciativa de Aranguren sino desde más arriba, sería temporal e implicaría que las petroleras no suban los precios de las naftas y gasoil por 60 días. Pasado ese lapso, podrían seguir con los incrementos. Desde el gobierno creen que una eventual suba podría generar que la tasa de inflación se disparara y por eso quieren tratar de contenerla.
Los precios de los combustibles son libres en Argentina, es decir, la industria puede fijar los precios que crean convenientes. Esta es una medida que el ministro tomó en octubre de 2017, luego de 16 años de intervención del gobierno, con la esperanza que el barril de crudo bajara su cotización internacional. Sin embargo, con el cambio de contexto internacional y nacional, el oficialismo optó por tomar esta decisión.
En caso que las petroleras no estén de acuerdo con la propuesta, Aranguren sabe que se mueven al ritmo de las decisiones que toma YPF, y en este caso la posición del ministro es que la petrolera estatal no mueva sus precios por dos meses, por lo que estiman que las empresas privadas adoptarán la misma postura.
